Tirios y troyanos saben bien que el malestar en contra de la clase política frívola y voraz que representa Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte es generalizado, lo que en estos tiempos electorales significarían un alud de votos en contra del PRI y sus aliados. En ello estriba el afán de concretarla de unos y la obsesión de destruirla de los otros.

 

Así pues, la Alianza PAN-PRD, la Gran Alianza por Ti, como fue registrada ante el Instituto Electoral Veracruzano, trae de cabeza a la clase priista no porque les dé la corazonada de que esta elección para renovar el Congreso estatal y las 212 alcaldías pudiera ser adversa para el PRI, sino porque los sondeos que miden la intención de voto dibujan una fenomenal golpiza para el gobierno priista de Javier Duarte.

 

La Alianza PAN-PRD es una amenaza a la permanencia en el poder del grupo que gobierna. Lo que ocurra en la elección del 7 de julio, marcará el destino del PRI y de Veracruz. La derrota del PRI en esta elección, la pérdida del Congreso y de las principales alcaldías, será la lectura de lo que vendría en la elección de 2016.

 

En eso radican sus temores y así se entienden sus miedos.

 

De ahí la desmedida campaña mediática que ha desarrollado Javier Duarte para enlodar la Alianza PAN-PRD. Que si el agua y el aceite no se pueden juntar, dicen los priistas, los funcionarios de gobierno, los diputados y alcaldes. Pues teóricamente no, pero en los hechos sí. Y ya están juntos los panistas y los perredistas, por muy agua y muy aceite que sean.

 

El grupo gobernante lleva a cabo una intensa guerra mediática en contra de dicha alianza. Al costo que sea, pagando columnas, reportajes, entrevistas, artículos de opinión, programas enteros, pretenden sembrar en la sociedad la semilla de la sospecha. Como dicen los abogados, duda razonable. No certezas, pero sí la duda de que una alianza entre panistas y perredistas es como el diablo en el paraíso, como la serpiente de Adán y la cancelación de la vida eterna.

 

A diario se lee, se escucha o se ve el mismo sofisma, la mentira disfrazada de verdad razonada, pero que a la postre no pasa de ser una mentira. En la prensa se dice, se repite y se insiste que el Partido Acción Nacional abusó de la alianza y se agandalló para quedarse con la rebanada mayor del pastel electoral.

 

Otros medios y periodistas pagados, elogian el cínico discurso de Javier Duarte con el que invita a sostener diálogos de altura, pero simultáneamente envía a sus porros de los 400 Pueblos a resguardar el palacio de gobierno en Xalapa, porque a fin de cuentas, como dice el filósofo del pueblo, el miedo no anda en burro.

 

Otra de las maniobras del PRI y del estratega patito del gobernador Javier Duarte es la denuncia interpuesta contra el líder estatal del PRD, Juan Vergel Pacheco, y su antecesor, Celso Pulido Santiago, a quienes acusan un puñado de perredistas fidelistas, como Juan Montes de Oca, de no haber entregado recursos provenientes de las prerrogativas económicas a los comités municipales del PRD.

 

La treta es tan burda como descalza. Juan Montes de Oca, Daniel Nava y demás rémoras, tratan de sabotear la Gran Alianza por Ti, y son los mismos que acicateados por el fidelismo y el duartismo, constituyeron su propio consejo estatal del PRD, un consejo ilegal, obviamente para sabotear el acuerdo con el PAN.

 

Una más ha sido la reciclada acusación al ex candidato del PAN al gobierno de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, de cacique del panismo, de excluyente, de represor de perredistas y casi la reencarnación de Lucifer, pero azul.

 

Lo curioso es que quienes lo acusan son los mismos plumíferos del gobierno duartista que hace algunos meses lo elogiaron cuando el gobernador Javier Duarte se sentó a dialogar, lo apapachó, le encontró virtudes y fumaron la pipa de la paz.

 

Duarte y Fidel Herrera han sido torpes para desmembrar la alianza PAN-PRD. Lo han querido hacer desde la opinión pública y provocando sacudidas internas que lo único que han logrado es mantenerla en el ánimo de quienes habrán de votar el próximo 7 de julio.

 

Lo más burdo es que los detractores de la Gran Alianza por TI, son los mismos que hacen la apología de Fidel Herrera, como si el mayúsculo peculado cometido contra los veracruzanos pudiera borrarse con unas cuantas palabras. Fidel es presentado ahora como el gran general de la batalla electoral, aunque el coronel del desastre es Javier Duarte y su errática manera de conducir a un estado donde cada día hay un pobre más, cada día un marginado más, cada día un olvidado más.

 

Analistas como Jorge Alcocer, ex subsecretario de Gobernación, emanado del Partido Socialista Unificado de México, izquierdista de alto nivel y uno de las voces más respetadas en el ámbito de prensa, advierte un hecho incontrovertible: las alianzas son expresiones democráticas, son exigencias de la sociedad y como están en la ley, existen.

 

Critica la forma arbitraria en que el Tribunal Electoral del Estado de Veracruz emitió una sentencia para anularla, sin razonamiento jurídico, sin capacidad para justificar que los perredistas no cumplieron con el número de votos para aprobar la Alianza PAN-PRD, sin cuidar las formas. El tribunal se equivocó, resume Alcocer.

 

Y sí, se equivoco dolosamente, con intención y mala fe. Lo que asoma es una maniobra del gobierno de Javier Duarte, obviamente asesorado por Fidel Herrera, pero que evidencia el temor a verse superado, como ya se advierte, por la oposición.

 

Políticamente son el PRD y el PAN quienes podrían atraer el voto en contra del PRI. Aunque moralmente los integrantes de esos partidos distan mucho de significar un verdadero avance democrático en Veracruz, sí podrían contribuir a instaurar un equilibrio democrático que tanta falta nos hace.

 

Eso ya lo percibió el electorado. Aún con las deficiencias que tengan PAN y PRD hacia sus adentros, son –en este momento- la mejor opción política que la tiranía que representa el PRI.

([email protected])(@moralesrobert)