Armando Rotter Maldonado siempre ha sido tempestuoso, querido y odiado, innegablemente popular, un dolor de cabeza para el PRI y hoy, cuando se suponía que la elección estaba polarizada en Coatzacoalcos entre dos fuerzas políticas, la convirtió en un asunto de tres.

 

Se va a enfrentar al priista Joaquín Caballero Rosiñol, y si éste no levanta en las encuestas, a Marcelo Montiel Montiel, y a Gonzalo Guízar Valladares, el candidato del PAN-PRD con alianza o sin alianza, dándole a la oposición un plus electoral que le permitiría recuperar la presidencia municipal.

 

De hecho, Rotter -un exitoso empresario que cambio esa profesión por la política- ha sido el último alcalde de oposición en el viejo Puerto México. En 1997 dio una campanada, venció al priísta Samy Hayek Domínguez, a quien ni la popularidad de su hija, la actriz Salma Hayek, le dio para ganar la elección.

 

Rotter gobernó con un estilo sui generis. Tuvo grandes aciertos —obra pública en colonias, la despolitización de los jefes de manzana y grandes proyectos que luego le usurparon los priístas— pero también fue sometido a un constante asedio de grupos que descarrilaron su imagen en el último año de gestión, en el 2000.

 

Hoy es el candidato del Movimiento Ciudadano, el partido de Dante Delgado Rannauro, y cuando se suponía que el voto de Coatzacoalcos sería repartido entre PRI y la alianza PRD-PAN, el viejo empresario irrumpió en la escena y amaga con quitarles un tercio del electorado y quizá algo más.

 

Cuando Rotter fue alcalde de Coatzacoalcos, realizó obras de pavimentación que permitieron a la zona olvidada, las colonias pobres, integrarse a desarrollo de la ciudad. Introdujo drenaje, modificó los esquemas de vigilancia para garantizar la seguridad pública y atendió las congregaciones y ejidos. Uno de sus principales logros fue la creación del Instituto Tecnológico de Coatzacoalcos (ITESCO), que hoy es orgullo de los priístas por los premios y reconocimientos obtenidos a nivel nacional.

 

Fue el impulsor del Corredor Transístmico, el puente terrestre entre Coatzacoalcos y Salina Cruz, alternativa al Canal de Panamá, frustrado por los gobiernos priístas sólo porque su principal auspiciador, Armando Rotter, provenía del PRD. Tal fue su visión, que ahora el alcalde Marcos Theurel Cotero, le copia el proyecto y lo promueve como la octava maravilla del mundo moderno. Theurel aprendió el guión pero trasluce ignorancia y difícilmente convence.

 

A Rotter se debe, no a Marcelo Montiel ni a Theurel, el túnel sumergido bajo el río Coatzacoalcos. Fue un proyecto que siendo alcalde promovió públicamente y que hoy se ufana de que los priístas se lo hayan copiado. Les dejó el proyecto y hasta una maqueta que el gobierno de Montiel hizo pasar como propia.

 

Pudo ser diputado federal en 2000, pero la embestida del PRI lo hizo desistir. Cuando ya tenía la candidatura perredista, amagaron con denunciarlo por desvío de recursos, y decidió quedarse hasta el final. Al dejar la alcaldía, sufrió persecución, se exilió en Canadá y desde allá dirigió su defensa hasta lograr mediante un amparo que se desvanecieran los cargos.

 

En 2003, fue candidato del Partido Acción Nacional a la diputación federal. Su contrincante fue Gonzalo Guízar Valladares, aún priísta, que recurrió a un descomunal acarreo para vencerlo, pese a ser inelegible pues carecía de credencial de elector vigente y no aparecer en la lista nominal de electores, requisito para ser candidato. Bien que mal, en esa elección logró que el PAN se proyectara como la segunda fuerza electoral en el distrito, desplazando por primera vez desde 1981, al PRD a la tercera posición.

 

Rotter ha picado piedra en diversos partidos y en cada elección ha sido postulado o respaldado para buscar la alcaldía o alguna diputación. Su popularidad es innegable. Se le recuerda como un alcalde que gobernó para el pueblo y al que los priístas corretearon para restarle influencia.

 

Armando Rotter debió ser el candidato del PRD en esta elección. En 2012 se disciplinó y pactó con Rocío Nahle García darle su respaldo a cambio de que ella lo apoyara, al igual que al perredista Roberto Ramos Alor, en la lucha por la candidatura a ala alcaldía en 2013. Nahle no cumplió, el PRD hizo alianza con el PAN y Rotter buscó su propio camino.

 

Rotter fue promovido en un principio por grupos afines a Marcelo Montiel, quizá en un afán de restarle imagen y votos al candidato aliancista, Gonzalo Guízar. La idea era partir a la oposición en dos. No contaban con que la popularidad de Rotter rebasaría las expectativas y llevaría la elección a tres tercios.

 

Irónicamente, se enfrentará de nuevo a Gonzalo Guízar Valladares, virtual candidato de la alianza PAN-PRD, que trae consigo el estigma de su pasado priísta, su desfigurada imagen a causa de las constantes acusaciones por delitos de despojo de terrenos que involucran a sus hermanos, y la etiqueta de porro político.

 

Gonzalo Guízar tiene lo suyo y tiene sus contras. Se ha vendido como el candidato del pueblo, producto de la cultura del esfuerzo y la víctima de Fidel Herrera Beltrán, quien en 2010, siendo gobernador de Veracruz, le negó la candidatura luego de meses de alentarlo. Terminó en el proyecto de Miguel Angel Yunes Linares, que desde el PAN recicló priístas para enfrentar al PRI y a su conocido enemigo, Fidel.

 

Sin el factor Rotter, Gonzalo Guízar se apuntaba a ser el enemigo a vencer. Pero con Rotter en la contienda, Guízar palidece por su pasado priísta y el trabajo sucio —robo de urnas, agresiones a la oposición, prácticas fraudulentas— que realizaba para imponer candidatos del PRI.

 

Guízar es el virtual candidato de la alianza PAN-PRD, formal o de facto, pero no deja de ser priísta. Enrolado en la corriente del senador Héctor Yunes Landa, no deja de recibir invitaciones a regresar al PRI, incluso ahora que los hijos pródigos pueden volver al redil. Quienes lo conocen, dan por hecho que de ganar la alcaldía por la alianza PAN-PRD, su primer acto de gobierno sería retornar al PRI.

 

A Rotter y Gonzalo Guízar les favorece el desastre financiero y político que deja Marcos Theurel en la alcaldía de Coatzacoalcos, un lastre electoral para el próximo candidato del PRI, sea Caballero, o el mismo Marcelo Montiel, que ni con su fabricada imagen podría consolidar su cacicazgo ni sacar al tricolor del barranco en que se ha metido.

 

Con uno u otro, con Rotter o con Gonzalo, frente al deterioro del PRI, la oposición está a un paso de regresar a la alcaldía de Coatzacoalcos.

([email protected])(@moralesrobert)