Marcos Theurel Cotero no se distingue por ser brillante, pero ahora se asume como el artífice del Corredor Transístmico, un enmohecido proyecto para conectar al Golfo de México con el Océano Pacífico, para el transporte de mercancías, que el alcalde de Coatzacoalcos tuvo a bien plagiar aunque defectuosamente.

 

Theurel lo publicita como su obra cumbre, o mejor dicho, como su sueño que él, en sus adentros, lo sabe inalcanzable; le dedica un libro, que obvio no escribió él y que editó con recursos públicos; lo presenta en foros y canales de televisión, buscando impresionar a incautos; lo exalta como alternativa del Canal de Panamá, y lo usa como tabla de salvación ante su salida inminente de la alcaldía.

 

En esa labor, Marcos Theurel ha invertido dinero público, que puede resultar dinero tirado a la basura. Su tesis se basa en que el Corredor Transístmico es más costeable que el Canal de Panamá, pues la dimensión de las embarcaciones hoy, han obligado a realizar obras de alivio en aquel país centroamericano, que serán insuficientes a futuro. Eso, dice Theurel, permitirá que el puente terrestre entre Coatzacoalcos y Salina Cruz, Oaxaca, sea la solución para el transporte de mercancías de Asia hacia el este norteamericano y Europa.

 

De palabra suena bien, pero en los hechos, y en lo técnico, no. Theurel no fue lejos por la respuesta a su propuesta. El ex alcalde de Coatzacoalcos, Armando Rotter Maldonado, quien en su gestión impulsó un proyecto similar, lo ha desmentido contundentemente.

 

Rotter tacha de ignorante al edil de Coatzacoalcos. Le dice que su proyecto es un “refrito de lo que se ha venido diciendo sobre la idea del corredor desde los tiempos de Benito Juárez en el siglo XIX”, que carece de estudios, de investigaciones que lo sustenten y de falta de visión para crear una verdadera alternativa al Canal de panamá.

 

Rotter en su momento impulsó esa idea, pero la sustentó en estudios técnicos de gran solidez. Su proyecto, sin embargo, fue desestimado por ser un alcalde de izquierda, bajo las siglas del Partido de la Revolución Democrática. La promovió, interesó al gobierno de Oaxaca y a los presidentes municipales de toda la región del Istmo de Tehuantepec.

 

Armando Rotter compara el proyecto de Marcos Theurel con el que él impulsara hace ya 15 años, el cual fue respaldado por el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa y por el ex candidato presidencial del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

 

Las palabras de Rotter son para que Theurel, que es ingeniero de profesión, sienta vergüenza. Theurel dice que con la infraestructura carretera y ferroviaria actual se puede iniciar el Corredor Transístmico. “Es una gran mentira —responde Rotter—, porque en un principio las carreteras que hay fueron hechas hace 70 años con el método de hacer carreteras de hace 70 años. Actualmente, las grandes súper carreteras, cuando hay roca, hacen túneles, y cuando hay grandes cañadas, ponen un puente. Entonces eso hace que la carretera sea más directa y sin curvas”.

 

Asegura que en el proyecto de Marcos Theurel no se contempla factores básicos: el clima y sus 200 días de lluvia al año; la orografía y la vocación netamente industrial de la zona sur de Veracruz; el pretender transportar en línea recta desde Salina Cruz y Coatzacoalcos, lo que requiere de vías carreteras y férreas rápidas, aptas y acondicionadas para el movimiento de carga pesada.

 

La idea es que el transporte ferroviario se realice en una hora, a 300 kilómetros por hora, como ocurre en países industrializados como Japón. Sin embargo, la actual infraestructura es obsoleta.

 

“No aguantan las vías y no están hechas con la tecnología actual. Los chinos y los japoneses tienen trenes de 500 kilómetros por hora. Son vías y son carreteras muy bien hechas y para ese concepto. Entonces esas carreteras (las actuales) no pueden ser usadas para un Corredor Transístmico. No es posible. No funcionaría. Habrían muchos descarrilamientos y las carreteras que hay son muy angostas y hechas en las laderas de las montañas”, expuso Rotter.
 

Rotter alerta sobre la fragilidad del proyecto impulsado por Marcos Theurel y que se aclare el origen del nuevo proyecto. “No hay investigación. Lo que dice él no es cierto; es decir, desde el punto de vista práctico no es cierto”, refiere.

 

La visión de Rotter es distinta. Dice que no se trata solo de trasladar mercancías del Pacífico al Atlántico, sino de aprovechar todos los recursos naturales e impulsar y desarrollar el Istmo de Tehuantepec, y lograr la industrialización de la región, lo que convenga a la población y no únicamente a los intereses de la iniciativa privada extranjera, como ocurrió en cien años con el Canal de Panamá.

 

Una frase de Rotter Maldonado es lapidaria: “Yo pienso que no ha habido un estudio a fondo, serio, pero con esa mentalidad del aprovechamiento de nuestros recursos, el aprovechamiento de nuestra gente y el aprovechamiento de donde estamos ubicados”.
 

Rotter no es ingeniero ni técnico, pero le dio una repasada al alcalde Theurel. De Theurel hay serias dudas sobre su capacidad y sus alcances. Cuando era secretario de Comunicaciones de Veracruz, se le cayó un puente en Xalapa derivado de un accidente vehicular. Así estaría construido.

 

Decenas de obras fueron cuestionadas por su mala calidad. Algunas se deterioraron con el paso de tormentas y huracanes, que le permitieron encubrir hechos de corrupción. Otras obras se realizaron con recursos federales pero que se aplicaron para fines distintos y la Auditoría Superior de la Federación obligó a que el gobierno de Veracruz devolviera cientos de millones de pesos.

 

Contrario a lo que Marcos Theurel supone, el Corredor Transístmico no está siendo su obra cumbre ni su mejor plataforma. Su ignorancia al decir que sobre la infraestructura carretera y ferroviaria actual, de Coatzacoalcos a Salina Cruz, se puede realizar el proyecto, es preocupante.

 

En un alarde de audacia, Theurel no sólo propone el puente terrestre sino que es evidente su intención de ser su secretario técnico, algo que corresponderá al gobierno federal decidir. Para ese cargo, al gobierno de Enrique Peña Nieto le sobran candidatos, personajes de alto perfil, con postgrados y estudios en el extranjeros y, sobre todo, con solvencia moral.

 

A como pinta el asunto, lo que propone Marcos Theurel es una gran mentira. Y eso, en tiempos peñanietistas, es un boleto al suicidio político.

([email protected])(@moralesrobert)