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Roberto Morales Ayala

Zona Franca

El fidelismo, cliente de Fox

15/03/2013 12:40 p.m.
Fidel Herrera, literalmente, vivía “en la plenitud del pinche poder”. Se permitía derrochar a manos llenas, embestir a sus enemigos y quitar del camino a quien se le paraba enfrente porque para eso, según su reducido criterio, había nacido.
 
Esa plenitud la hizo efectiva con sus amigos y con sus proyectos, pues para un gobernador priista, y Veracruz era en ese entonces suyo, no había límites ni fronteras. Disponía de los millones aportados por los contribuyentes; las cuentas de los bancos abiertas para obtener créditos, y el aval del Congreso estatal para efectuar bursatilizaciones.
 
A Fidel Herrera le llegaban millones y con la misma, gastaba, erogaba o desaparecía millones. Eran los días en que el gobernador disfrutaba de “la plenitud del pinche poder”.
 
Hoy se sabe que el gobierno de Fidel Herrera fue un cliente generoso del Centro Fox, el nuevo negocio del ex presidente de México, Vicente Fox Quesada, al que generosamente los gobiernos estatales, principalmente los priistas, le han aportado por lo menos 400 millones de pesos.
 
El diario AM, de León, Guanajuato, ha documentado que dos organizaciones, el “Centro de Estudios, Biblioteca y Museo Vicente Fox, A.C.” y “Fundación Vamos México”, de la esposa del ex presidente, Martha Sahagún, recibieron “donativos” por 400 millones de pesos de 2006 a la fecha, por cursos, conferencias y alta especialización en temas de economía y política.
 
Lo de menos sería que esos “donativos” hubieran servido para elevar el nivel intelectual de un selecto grupo de gobernantes y que se tradujera en proyectos y programas de desarrollo para Veracruz.
 
No se sabe a ciencia cierta qué parte del fidelismo acudió al Centro Fox y qué beneficio le trajo a Veracruz. Se sabe, y él mismo lo publicita, que el alcalde Tuxpan, Alberto Silva Ramos, era de los que acudía a tan significativo lugar.
 
Pero lo que ha comenzado a filtrarse es que los millones que Fidel Herrera canalizó al Centro Fox no se sirvieron para conformar una nueva clase política, capaz de gobernar con sapiencia a Veracruz, sino que a cambio de ser financiado, el foxismo se prestó a golpetear al gobierno de Felipe Calderón y de paso fracturar al panismo que en ese entonces estaba en el poder.
 
La versión no es descabellada. Fox, los foxistas, Fidel y la fidelidad, convivían como si el Presidente con botas no hubiera prometido y logrado echar a las víboras y tepocatas priistas de Los Pinos.
 
Durante la fidelidad, uno de los emisarios del foxismo, Manuel Espino, entonces líder nacional del PAN, era un asiduo y bien recibido huésped del régimen de la fidelidad.
 
Fox y Encino, ambos señalados integrantes de la organización de ultraderecha El Yunque, habían llegado al poder y extendían sus ramificaciones a Veracruz, suponiendo que lograrían permear municipios para desterrar al PRI. En esa labor, otros panistas veracruzanos lograron encumbrarse y adueñarse del PAN: Gerardo Buganza Salmerón y Alejandro Vázquez Cuevas. El Yunque llevaba a la cúspide a sus hijos predilectos y la fidelidad le ayudaba y al final los cooptó.
 
Buganza había sido senador, diputado federal y por los buenos oficios de Fidel Herrera, en una estrategia para restarle a la candidatura de Miguel Ángel Yunes Linares al gobierno de Veracruz, saboteó al PAN. A la postre, se convirtió en secretario de Gobierno de Javier Duarte de Ochoa.
 
Vázquez Cuevas, “El Pipo”, también identificado como yunquista, fue el líder panista más entregado al PRI de los últimos tiempos. Fidel le dio espacios en su gobierno y dos notarías públicas. A cambio, Vázquez Cuevas le suscribió el Acuerdo para la Gobernabilidad de Veracruz y le avaló las iniciativas que Fidel Herrera enviaba al Congreso, sin descontar las cuentas públicas anuales que estaban plagadas de boquetes financieros y corrupción.
 
Fidel fue generoso con el Centro Fox, mientras Vicente Fox y su grupo político se dedicaron a arremeter contra el gobierno de Felipe Calderón, lo que terminaría por facilitar el regreso del PRI.
 
A Manuel Espino le costó la condena del panismo y finalmente su expulsión de las filas del PAN. Pero hoy ya es peñanietista. En la campaña de 2012, tuvo el descaro de pronunciarse públicamente por el candidato presidencial del PRI y anunciar que creará otro partido político, que obviamente será financiado por el gobierno federal y que estará al servicio de Enrique Peña Nieto.
 
Fox fue aún más descarado. En la campaña tuvo tres funciones: demeritar a la candidata PAN, Josefina Vázquez Mota, a la que un día decía apoyarla y al otro que no estaba preparada para ganar la contienda; atacar al candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, y en los últimos días de la contienda pedir que el voto de los mexicanos se inclinara a favor del priista Peña Nieto.
 
En gran medida, la labor de zapa realizada por la corriente panista de Vicente Fox contra el gobierno de Felipe Calderón y luego contra la candidata Josefina Vázquez Mota, contribuyeron a que Peña Nieto echara al PAN de Los Pinos.
 
Fidel fue gobernador durante los dos últimos años de Fox en la Presidencia y los cuatro siguientes de Felipe Calderón. A Fox le exprimió recursos federales para el estado de Veracruz, que a la postre se supo que sirvieron para impulsar negocios en los que tiene metida la mano el ex gobernador.
 
Hoy existe evidencia de que gobiernos priistas, entre ellos el de Veracruz, aportaron “donativos” hasta por 400 millones de pesos para el Centro Fox y la Fundación Vamos México, de la voraz Martha Sahagún.
 
Si aquella millonada no se tradujo en la conformación de una nueva generación de políticos con visión de Estado, como es evidente, pues en la aldea sigue la mediocridad política, entonces sirvió para financiar la guerra sucia de Fox contra el PAN y contra Calderón, de la que el PRI y los priistas sacaron la mejor tajada con su regreso a la Presidencia de México.
 
O sea, dinero bueno para las peores causas.

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