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Roberto Morales Ayala

Zona Franca

El doble juego

08/04/2013 10:17 a.m.
A tirios y troyanos trae de cabeza el doble juego de poder que se ejerce en Veracruz; sin embargo, con el registro de los precandidatos a diputados del PRI, y hasta con el registro que habrá de conocerse de algunos precandidatos de la llamada oposición —incluido uno que otro del PAN—, les debería quedar muy en claro que quien manda y seguirá mandando en el estado es el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán.
 
Javier Duarte de Ochoa, lo dicen todos, sacrificó su poder para convertirse en un gobernador urgido de reconocimientos que le sirvan de camuflaje a su vergonzoso papel de títere de su jefe máximo.
 
Duarte no gobierna; simula que lo hace. El poder real lo ejerce la corriente fidelista y los otros grupos priistas con los que pactó para darse gobernabilidad. El PRI no está en manos del gobernador sino bajo la directriz de un fidelista consumado, Erick Lagos Hernández. De ahí, la imposición de candidatos de negro historial que vivieron sus días de esplendor en los tiempos de Fidel.
 
Duarte, por su parte, vive en su mundo snob, con un discurso fantasioso. Oferta los grandes proyectos, las inversiones, que obviamente no terminan de llegar. Viaja al extranjero y presume que Veracruz, pese a la oleada de ejecuciones y secuestros, goza de seguridad y de cabal salud.
 
Lo suyo es vivir en su burbuja, sin hacer política, sin gobernar para los veracruzanos, dejando el control del estado en Fidel Herrera, su padrino, el que mueve los hilos.
 
Fidel impone su voluntad, no en los temas de trámite sino en los asuntos cruciales: las candidaturas para resolver la renovación del Congreso de Veracruz y las próximas alcaldías. Acorde con su esencia, con su forma de mover las piezas del ajedrez, Fidel Herrera fue tejiendo sueños, alentando quimeras, jugando con los priistas, decepcionándolos y burlando a quienes se imaginaron candidatos, pero que al no lograrlo, si acaso sirvieron para medio protestar o callarse.
 
El proceso interno para seleccionar a los candidatos del PRI y el doble juego de verdades y mentiras, ejemplifica que en política se requiere un timador y muchos timados.
 
En el borde del disconformismo, con la cabeza gacha y mascullando entre dientes, un gran número de aspirantes priistas se lamenta agriamente del engaño al que fueron sometidos, unos por Duarte, otros por Fidel, de ser “los buenos” para las candidaturas a la diputación o la Presidencia Municipal.
 
Pero si en los registros de los aspirantes a la diputación local el PRI presumió de la “disciplina” de sus integrantes, como decía la Nana Goya, en lo que respecta a las Presidencias Municipales, con las pasiones desatadas, esa será otra historia y habrá que ver correr mucha sangre del coliseo político.
 
Hay casos sintomáticos. En Córdoba, el avocado era Juan Manuel del Castillo, amigo del gobernador Javier Duarte, de quien fue secretario particular. La candidatura fue, finalmente, para el ex alcalde Francisco Portilla Bonilla, que ha ejercido el poder como un tirano y que en el régimen de la fidelidad fue subsecretario de gobierno.
 
Coatzacoalcos lo disputaba Guadalupe Félix Porras, esposa del alcalde Marcos Theurel Cotero, ex secretario de Comunicaciones de Veracruz en tiempos de Fidel Herrera. Cuando se percató que la candidatura no sería para ella, se orientó a buscar la alcaldía. Tampoco la logró.
 
En Minatitlán, el síndico Nicolás Ruiz Roset y el ex regidor Luis Prudencio Almanza Katz aspiraron a ser diputado local. Se impuso Ciro Félix Porras, hijo de la ex alcaldesa Guadalupe Porras David, ambos fidelistas.
 
Gladys Merlín, ex diputada federal, ex diputada local, ex alcaldesa de Cosoleacaque, quedó registrada como precandidata a diputada local nuevamente por ese distrito. Desde que llegó al Congreso de Veracruz, se asumió fidelista y con esa bandera llegó al gobierno estatal, donde ocupa un espacio en la Secretaría de Desarrollo Social, en el equipo de Marcelo Montiel.
 
Otro fidelista a quien le tocará ser candidato del PRI a diputado local, es Alfredo Gándara Andrade, ex alcalde de Poza Rica. Fue coordinador de Comunicación Social del gobierno de Veracruz, durante la gestión de Fidel Herrera.
 
Entre los duartistas que serán candidatos, está Anilú Ingram, coordinadora de Radio del gobierno veracruzano, y Tonatiuh Pola, conductor de noticieros en Telever, quienes contenderán por los distritos Veracruz I y Veracruz II, y Raúl Zarrabal Ferat, ex secretario de Comunicaciones de Duarte, por Boca del Río.
 
Quienes se quedaron en el intento, ni replicaron, burlados por Herrera Beltrán y el gobernador Javier Duarte, que para alentar esperanzas se pintan solos.
 
Como siempre, prevaleció la disciplina con que los priístas se manejan cuando las candidaturas no llegan y el juego del engaño queda a la vista, sin protestas ni reclamos públicos, con eso que llaman el espíritu de partido y la institucionalidad por encima de los intereses personales.
 
Algunos candidatos se definirán cuando sean postulados por dos partidos aliados del PRI: el Partido Verde Ecologista de México y Nueva Alianza. Seis distritos serán para el PVEM y uno para el PANAL.
 
En los distritos XXIX y XXX, Coatzacoalcos I y Coatzacoalcos II, los candidatos que proponga el Verde serán Mónica Robles de Hillman y Renato Tronco Gómez, que de ambientalistas y protectores del entorno ecológico no tienen nada.
 
En la oposición ocurre lo mismo. Los partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática, del Trabajo y Movimiento Ciudadano, sufren la fiebre de los candidatos, centenares tras 30 postulaciones al Congreso de Veracruz y miles tras las 212 alcaldías. Otros, como el Verde, el PANAL y el Frente Cardenista sólo cachan y postulan a priistas que por el PRI provocan conflictos.
 
A nivel municipal el juego es semejante. En promedio, en cada municipio hay cinco francotiradores, más de mil prospectos para 212 candidaturas en la entidad, marcadas por el doble juego de la verdad y la mentira, el ritual de la promesa que alienta esperanzas y la decisión que favorece solo a uno.
 
También ahí manda el doble juego. Muchos son los llamados y pocos los escogidos.

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