Por más lejos que esté del corazón de Veracruz, Las Choapas es hoy un parteaguas democrático. En su arena política se juega la permanencia de un cacicazgo y la dignidad de un pueblo; el afán de un personaje que no sabe obtener el poder sino robárselo frente el sueño de miles de choapenses de elegir libremente a su alcalde, sin el estigma del fraude.

Por más distante que esté de la capital mexicana, Las Choapas tiene un lugar reservado en el contexto político nacional y es hoy un punto a tratar en el conflicto que enfrenta el Pacto por México, congelado como dice el líder nacional del Partido de la Revolución Democrática, Jesús Zambrano Grijalva, hasta que se castigue a los mapaches electorales, entre ellos los mapaches de Veracruz.

No es, pues, un hecho aislado. Tampoco se va a resolver a punta de imposición o al capricho del diputado electo, Renato Tronco Gómez, que echó mano de todas las trampas para alterar la votación, amenazando o comprándoles el voto a los electores y cuando vio el tamaño de la derrota y que su hermano Miguel Ángel no podría ser alcalde, recurrió a la añeja práctica del relleno de urnas.

Zambrano lo ha tomado como un caso emblemático del fraude priista. Y lo ha destacado en el ámbito mediático, refiriendo que por las prácticas ilegales de los mapaches del PRI, el Pacto por México está congelado y que no hay actividad en las mesas de negociación de las reformas estructurales. Palabras más, palabras menos, es la parálisis del proyecto cumbre del Presidente Peña Nieto.

A diferencia de lo que dice Zambrano, en Las Choapas, el ex candidato del PRD a la alcaldía, Marco Antonio Estrada Montiel, y los dirigentes del sol amarillo, apenas tocan el tema del fraude. Lo hacen con la convicción de que no se puede ni se debe vulnerar la voluntad popular, pero sus voces son intermitentes, sonoras y firmes, pero intermitentes.

Cuando llegó a su clímax el conflicto, tras la elección del 7 de julio, cuando quedó en evidencia que sólo robándose los votos, usando recursos públicos y transgrediendo la ley, podría Renato Tronco consumar el fraude, cientos de choapenses salieron a las calles y se apostaron a las puertas del consejo municipal electoral, convocados por el candidato del PRD, Marco Estrada, para defender el triunfo de la democracia.

La respuesta de Tronco fue el envío de grupos de choque, personajes de mala facha y peor conducta, que portaban fierros y objetos punzocortantes, con los que pretendieron amedrentar a los seguidores de Estrada Montiel, pero que hicieron tal escándalo que la titular del consejo municipal electoral, Erika del Carmen Reyes Escobar, se valió de ello para suspender el conteo de votos, justamente cuando la diferencia a favor de Miguel Tronco se acortaba, pues era evidente que entre los sufragios contenidos en las urnas y las actas, y entre las actas y la información que se introducía en el PREP, habían notables diferencias que desnudaban el fraude.

Quien recurre a la violencia para hacer sentir su poder, no es digno de respeto. Por eso el pueblo de Las Choapas siente por Renato Tronco un profundo rechazo.

Cuando Renato Tronco envió a sus hordas violentas a amedrentar a los seguidores de Marco Estrada que se habían instalado frente al consejo municipal electoral, el PRD salvaguardó a su gente y dirigió su protesta Xalapa, donde se manifestó frente al palacio de gobierno, lo que le dio al caso Las Choapas la estatura política que merecía.

Desde entonces, la dirigencia estatal y nacional del PRD han sostenido la lucha democrática de la sociedad choapense –hoy abanderada por el PRD- como un ejemplo de la voluntad popular frente a la inercia del cacicazgo, que pese a estar totalmente rebasado y aniquilado, se niega a morir.

Zambrano y el líder estatal del PRD, Sergio Rodríguez, han establecido que el triunfo del perredismo choapense no se negocia, que la expresión democrática de la sociedad debe ser respetada y que quienes se han robado las elecciones deben ser castigados.

Zambrano, incluso, ha reiterado que mientras no se proceda contra los mapaches electorales del PRI en Veracruz, el Pacto por México seguirá congelado y las mesas de negociación de las reformas fiscal y energética no avanzarán. Ese es un golpe al Presidente Peña Nieto, que le debe al gobernador Javier Duarte y a sus mapaches veracruzanos, entre ellos y en lugar preponderante, Renato Tronco.

Zambrano no tuvo que recurrir a la movilización de masas para generar la parálisis del Pacto por México. Enlazó la reforma energética, a la que el PRD se opone de plano, y que tendrá que debatirse en el Congreso con otras fuerzas políticas, mientras no se limpien las elecciones y que el fraude priísta pueda ser revertido. Zambrano lo hizo con inteligencia y con habilidad para asestar golpes informativos, sin exponer a nadie, sin que nadie pudiera ser susceptible de violencia.

Marco Estrada ya destroncó el cacicazgo de Renato Tronco. Lo exhibió vulnerable, repudiado por el pueblo, cuando presumía Tronco que su hermano iba a arrasar en la elección de alcalde y al final tuvo que recurrir al fraude para evitar la derrota, que seguro en los tribunales le será confirmada.

Estrada ha enfrentado una campaña de descrédito, motivada por el rumor y la mentira, al grado de que los plumíferos de Renato se dedican a desinformar con afirmaciones tales como el que el ex candidato perredista regresó a la bancada del PRI en el Congreso de Veracruz, cuando está documentado que Estrada se desligó de su antiguo partido y regresó a la Legislatura como diputado independiente.

Maro Estrada fue sensato cuando evitó que sus seguidores quedaran expuestos a una acción violenta de los grupos de choque tronquistas e hizo bien en dirigir su protesta a Xalapa, donde el caso Las Choapas tomó relevancia estatal y atrajo la atención de la dirigencia nacional perredista.

Pero ahora le falta seguir la estrategia del líder nacional del PRD, Jesús Zambrano. Le falta sostener el movimiento con declaraciones reveladoras, mayor contacto con prensa regional y estatal, ponerse las pilas como el actor político que ya es, y mantener así la cohesión de sus filas para consumar la derrota y la extinción del cacicazgo tronquista.

Las circunstancias de los últimos meses fusionaron al PRD con Marco Estrada. Uno y otro se revitalizaron. Encendieron la chispa contra el cacicazgo que culminó en una abrasante participación en las urnas que convirtió en cenizas el triunfalismo de los hermanitos Tronco, ya que los votos fueron en un gran número a favor de Marco.

El movimiento democratizador contra las tropelías del cacicazgo aglutinó a panistas y perredistas, así como a personajes de la sociedad civil, en torno a un proyecto que emana del pueblo y que va más allá de los personajes y los candidatos, y que se nutre del deseo de lograr un desarrollo hasta ahora frenado por el grupo que encabeza Renato Tronco, que se enriquece mientras la sociedad se ve estancada.

Su último reto es sostener su movimiento, mantenerlo en el escenario público, darle la dimensión que Jesús Zambrano le ha dado, convertirlo en referencia obligada de quienes hablan y escriben de mapaches priistas, y reiterar que mientras no se respete la voluntad del pueblo de Las Choapas, el Pacto por México no debe ser descongelado.

Así de fácil. Marco Estrada simplemente se debe poner las pilas. Lo demás le llegará solo.

([email protected])(@moralesrobert)