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Roberto Morales Ayala

Zona Franca

Los retos de la nueva rectora

28/08/2013 12:53 p.m.
Lo más cómodo para Sara Ladrón de Guevara pudo ser la condescendencia, el halago y el discurso terso. Y quizá así pudo ser finalista en el proceso de selección. Pero no. Fué más allá, formuló un diagnóstico realista, enlistó fortalezas y debilidades, éxitos y rezagos de la Universidad Veracruzana, y será la primera rectora en su historia.
 
Sara Deifilia Ladrón de Guevara González es una académica de renombre, antropóloga de profesión, doctora en arqueología por la UNAM, que a partir del 2 de septiembre se convertirá en la primera mujer en asumir la rectoría de la UV. Ayer se tomó la decisión —inédita decisión— y habrá que ver qué le depara el destino.
 
Cuando a Sara Ladrón de Guevara le preguntaron sobre los retos que habría de encarar, respondió que a ella sólo le toca encabezarlos, pero que son retos de la comunidad universitaria en su conjunto. Ahí se vio que no se engancha ni se mata sola, que sabe para dónde apunta la brújula y que no corre riesgos innecesarios.
 
Asume el compromiso e insta a las demás mujeres universitarias para ocupar más cargos de dirección, pues los espacios logrados por ellas ha sido ganado a pulso, en reconocimiento a su capacidad, a su honestidad y a su entrega.
 
La elección de Sara Ladrón de Guevara no es casual. Fue electa por unanimidad de la Junta de Gobierno de la UV y en parte se da por su visión universitaria, por el proyecto para revitalizar a la máxima casa de estudios de Veracruz y por la evaluación de los logros frente a los fracasos.
 
Basta citar el contenido de su propuesta para saber que la nueva rectora no regatea los avances de la UV pero es estrictamente crítica con lo que se ofertó y lo que no se logró en las administraciones de los últimos rectores.
 
En su análisis, Sara Ladrón de Guevara planteaba que el tamaño de la UV no corresponde al lugar que ocupa en el contexto de las universidades del país, así sea en ese sexto sitio por su importancia y el octavo por su matrícula. En Veracruz, le da cabida al 26 por ciento de los estudiantes de educación superior.
 
Sin embargo, y así lo plantea, la UV se inclina más por alcanzar metas numéricas que por calidad. “Los indicadores se convierten entonces en un elemento de simulación más; es decir, la concepción tecnocrática impera sobre la vida académica en cada dependencia”, dice en su análisis la nueva rectora.
 
Sara Ladrón de Guevara optó por escarbar entre los rezagos y aportó una gama de opciones para hacer resurgir a la Universidad Veracruzana. Eso, cuando menos en lo que se lee, habla de un espíritu autocrítico.
 
Hace énfasis en que la UV no está respondiendo a la demanda de espacios que plantea la sociedad, el cuantioso número de aspirantes rechazados, que terminan en universidades privadas donde la calidad educativa es menor y el costo por estudiar es mayor.
 
La UV, señala la futura rectora, cuenta con el Plan General de Desarrollo 2025, aprobado por el Consejo Universitario, en marzo de 2008, que plantea alcances a revisar en 2017 y 2025. Se apoya en seis ejes estratégicos, pero en los que no se detallan sus metas precisas. Y así lo dice.
 
En su visión, el mayor patrimonio universitario es el conocimiento; el primer compromiso es su distribución y sus receptores son los estudiantes. El conocimiento se adquiere de la academia y de la tecnología.
 
En esa propuesta, Sara Ladrón de Guevara se pronunciaba por otorgarle mayor autonomía a las distintas regiones donde opera la UV, o sea hacer efectiva la descentralización, y que los alcances de los proyectos vayan en función de las necesidades de cada región.
 
Una de las fórmulas que planteaba es la educación a distancia. Sostiene que el sistema de enseñanza abierta es en realidad sistema semi-escolarizado, al que deben acudir los estudiantes los sábados a sus respectivas clases. La UV debe abrirse, dice, al concepto de educación virtual en el que el estudiante curse sus materias desde su hogar o en un centro de cómputo, lo que incrementaría la matrícula universitaria, se evitaría el rechazo de aspirantes de nuevo ingreso y al cubrir su cuota económica, la UV dispondría de mayores recursos para su crecimiento.
 
El sistema virtual también alcanzaría a los investigadores y docentes, quienes podrían acreditar cursos en línea (Cursos en Línea Masivos y Abiertos, conocidos como MOOC por sus siglas en inglés) y la obligación de impartir experiencia educativa por lo menos una vez por año, pues actualmente el compromiso es cada seis meses pero no se cumple.
 
Uno de las mayores críticas de Sara Ladrón Guevara la centra en el ámbito de la investigación, donde asegura que los recursos económicos a menudo están sujetos a la burocracia, la cual limita la concreción de proyectos.
 
Específicamente, señala que sólo con una planeación estratégica se pueden obtener los recursos, ya sea que procedan del financiamiento público y privado, para alcanzar las metas y resultados propuestos.
 
La Universidad Veracruzana Intercultural, sostiene la nueva rectora, debe apoyar el desarrollo de las comunidades indígenas, ajustarse a su visión, no imponerle moldes, e incluso valorar las lenguas autóctonas con valor crediticio y no solamente las extranjeras.
 
A grandes rasgos, esa es la propuesta de Sara Ladrón de Guevara, sin descartar aspectos tan importantes como la difusión cultural, vinculación y extensión universitaria para la divulgación del conocimiento a través de publicaciones editoriales y hasta de programas de radio al interior de los campus de la UV en todo el estado.
 
Nada fácil es la encomienda de la nueva rectora. La UV es un ejemplo para muchos pero confronta rezagos, abandono y el asedio de las tendencias neoliberales que pretenden la desaparición de la educación pública en México y que sólo tengan acceso a la educación quienes dispongan de recursos para pagarse su escuela.
 
El otro aspecto es igualmente complicado. Tiene que ver con la injerencia política o con la mano sucia de los políticos, de quienes auspician el porrismo, de quienes sabotean los programas de estudio, de quienes ven con desagrado que en la UV hayan voces críticas, estudiantes rebeldes con la injusticia social, académicos que desnudan a los gobernantes cuando estos incurren en demagogia y falsedad, de quienes quisieran desaparecerla y que sea sustituida con la Universidad Popular Autónoma de Veracruz, la UPAV, la universidad patito del gobernador Javier Duarte.
 
El reto es mayor. La Universidad Veracruzana es una piedra en el zapato para grupos políticos que la ven como un botín, como el semillero de grillos o como una forma de control político, pero que indudablemente no la quieren.
 
En mucho dependerá de quiénes rodeen a Sara Ladrón de Guevara, quiénes integren su gabinete de rectoría, o quienes encabecen las facultades universitarias, para saber qué tanto éxito tendrá.
 
Si los grupos políticos se imponen, nada habrá cambiado. Si Sara Ladrón de Guevara los mantiene al margen, la UV será arte, ciencia y luz de Veracruz.
([email protected]) (@moralesrobert)
 

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