Antes y después de la elección del 7 de julio, era inequívoca la inclinación del consejo municipal electoral al tronquismo y al PRI, al grado de solaparles que violentaran la votación. Hoy se puede decir que sí, que Miguel Tronco, el candidato oficial, quiso ganar la alcaldía de Las Choapas con fraude.

Con la complicidad de la autoridad electoral, los Tronco —Renato y Miguel— violaron los tiempos de campaña, usaron recursos públicos, compraron el voto de muchos ciudadanos, intimidaron a quienes les salieron de control y al momento del conteo de votos, hicieron cuanto pudieron con las cifras. Las alteraron, inflaron la votación del PRI, redujeron la de la oposición y proclamaron un triunfo en el que nadie creyó.

Alardearon que habían retenido la alcaldía hasta que ayer el Tribunal Electoral del Poder Judicial de Veracruz les aguó la fiesta: ordenó un recuento total de votos, porque simplemente las cifras no cuadran, hay irregularidades graves y se presume evidencia de que el fraude sí existió.

Daniel Ruiz Morales no es un magistrado afecto a tirar elecciones. Se le sabe proclive a validar triunfos del PRI, a desechar impugnaciones de la oposición y meter la mano en la vida interna de los partidos con decisiones que enredan a sus militantes en interminables conflictos.

Daniel Ruiz es el presidente del Tribunal Electoral de Veracruz pero esta vez sorprendió a muchos porque tomó la decisión de anular elecciones plagadas de irregularidades y ordenó recuentos donde menos se podía imaginar.

El caso Las Choapas tomó un giro inesperado. Ayer determinó el Tribunal que se haga el recuento de 97 de los 105 paquetes electorales. Los otros ocho ya habían sido recontados por decisión del consejo municipal electoral, pero cuando se advirtió que el PRI perdía votos y el PRD los recuperaba, se canceló el conteo.

El recuento será el próximo miércoles 11. Se integrarán 23 grupos, con representantes de los partidos políticos para realizar ese trabajo electoral. Se ordenó así porque la diferencia entre el candidato que aparece en primer lugar, Miguel Tronco, y el segundo, Marco Antonio Estrada Montiel, del PRD, es menor a 500 votos.

Los argumentos del magistrado Daniel Ruiz son para observarlos con lupa. Por ejemplo, lo siguiente:

“Este recuento —dijo el magistrado Ruiz— es para verificar cuántos votos le corresponde realmente a cada uno de los partidos políticos, porque hay confusión en cuanto a los datos señalados en las actas de escrutinio y cómputo, y lo mismo en el cómputo municipal, y no queda muy claro si en el momento en que se hace el cómputo final se daba o no el 1 por ciento y en otro en donde es poco más. Pero para salir dudas mejor vamos a contar 97 casillas de 105 que se instalaron y, las otros ocho restantes fueron contadas por el Consejo Municipal”.

Daniel Ruiz no es muy dado a ese tipo de decisiones. Se apega un criterio que prevalece en los tribunales electorales y que es el coco de los partidos opositores al PRI: para ordenar un recuento de votos debe haber evidencia contundente.

Es obvio lo que ocurre. En el caso Las Choapas hay evidencia contundente. Las actas de escrutinio se llenaron deliberadamente a favor del PRI; le anularon indebidamente votos a Marco Estrada o se los restaron para agregárselos a Miguel Tronco; las cifras vertidas para suministrar información al Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) son muy distintas a lo que aparece en la actas de votación, y se percibe un interés malsano en haber negado la presidenta del consejo municipal electoral, Erika Reyes Escobar, ese recuento que hoy sí autorizó el tribunal.

Con lo datos a la vista, es imposible que Miguel Tronco haya ganado la elección, como sostuvo en todo momento el consejo municipal electoral, el cual al ver que las cifras variaban cuando se realizaba el conteo en ocho de paquetes, decidió frenar todo y levantarle la mano al priista. 

El conteo presupone limpiar la elección, darle certidumbre, constatar físicamente cuantos votos genuinos se emitieron para cada candidato, corregir lo que está mal y enderezar lo que está torcido.

No es un mal comienzo si de lo que se trata es de que se respete la voluntad popular.

Pero el asunto tiene sus bemoles. Cuando se suspendió el recuento de votos, los paquetes electorales fueron trasladados indebidamente a Xalapa por instrucciones de la presidenta del Instituto Electoral Veracruzano, Carolina Viveros. La ley dice que el recuento se debe realizar en el consejo municipal respectivo, pero el argumento de la funcionaria fue que no existían condiciones para efectuarlo en Las Choapas y de ahí la necesidad de trasladar la paquetería electoral a la capital de Veracruz.

En el trayecto hubo mano negra. Al llegar a Xalapa, varios paquetes habían sido violados y se infiere que se alteró la votación. Eso simplemente es causa de anulación de la elección.

El otro punto es la violencia que se generó durante y posterior a la jornada electoral. El magistrado Daniel Ruiz asegura que eso es cuento aparte, motivo de análisis por ser causal de nulidad, pero que primero van, el miércoles 11, al recuento de todos los paquetes que faltan por contabilizar, 97 de 105.

Sea cual fuere el resultado del recuento, algo queda en claro: el consejo municipal electoral hizo mal su trabajo. Y no por desconocimiento sino por corrupción.

Diversos testimonios detallan el proceder de Erika Reyes Escobar en las semanas anteriores a la elección. Desechaba las quejas e impugnaciones de los partidos de oposición, se hacía la muerta ante las evidencias de uso de recursos públicos a favor de Miguel Tronco, de la utilización de espacios públicos para promover al candidato oficial, de la compra del voto, de la intimidación a los votantes.

Las quejas iban y venían pero la funcionaria electoral era indiferente, siempre con su celular en mano como si recibiera instrucciones para solapar al tronquismo, o tomando decisiones en “juntitas” donde el único beneficiado el candidato del PRI-Verde, Miguel Tronco.

Erika Reyes Escobar, para normar con criterio, es sobrina del ex cacique petrolero Onésimo Escobar Gómez, quien a su vez le heredara el poder petrolero a su cuñado –padre de la funcionaria electoral- Nicasio Reyes Cruz, el mismo que en una elección fraudulenta -1997- le arrebatara el triunfo al candidato del PRD, Fernando Álvarez Yamada y de esa manera llegara a ser alcalde del municipio.

El consejo municipal se prestó al juego de Renato Tronco. Lo favoreció con su mala actuación, con su inclinación a la corrupción, a torcer la ley, a negar un recuento de votos como la ley la obligaba, a incurrir en inmoralidad política y en una falta de ética total.

La decisión del Tribunal Electoral de Veracruz de ordenar el recuento de votos, desnuda los malsanos intereses entre el consejo municipal electoral presidido por Erika Reyes Escobar y el grupo tronquista, pues estaba en sus atribuciones ordenar que se verificara si lo que decía en el acta correspondía a las boletas emitidas con la votación para cada candidato. Tan fácil como eso.

La otra tarea del Tribunal será catalogar la calidad de esos votos. Si los que obtuvo Miguel Tronco fueron votos genuinos o votos comprados u obtenidos mediante coacción, pues eso es a fin de cuentas otorga o resta certeza electoral.

Será el miércoles 11 cuando se dé ese primer paso, mediante el recuento de votos, que se verá qué tan dispuesto está el sistema político a respetar la voluntad de la sociedad de Las Choapas.

([email protected])(@moralesrobert)