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Roberto Morales Ayala

Zona Franca

Sor Buganza redime a las financieras

07/10/2013 08:32 a.m.

Es difícil creer en Gerardo Buganza, en sus gestos humanitarios, en su religiosidad dominguera, en su efectividad política y mucho menos en que de buenas a primeras le haya dado por aliviar los apuros de los ahorradores defraudados por las cooperativas financieras. Sencillamente es difícil creerle.

Siendo secretario de Gobierno, Buganza Salmerón mostró el lado malo del ángel. Se le veía soberbio, alzado, pagadísimo de sí mismo e intransigente. Ordenaba e imponía como si él fuera Javier Duarte y, de hecho, llegó a sentirse que era él, y no el gobernador, quien mandaba en Veracruz.

Ahora que ya no despacha en la Secretaría de Gobierno, que fue degradado a secretario de Infraestructura y Obras Públicas, lo que antes fue la Secretaría de Comunicaciones, anda igual sólo que sin darse cuenta que los políticos dejaron de venerarlo, de prenderle veladoras y de dedicarle los consabidos rosarios gloriosos, gozosos y dolorosos.

Sor Buganza, como le apodan en Twitter, tiene fama de católico frenético y fervoroso creyente de que es integrante de la fila de los que van al cielo, de los predestinados a salvar a sus semejantes.
Lo que no cuadra es su actuar. Gerardo Buganza, ya con poder, sin recordar cómo era en sus días de panista, antes que lo convirtiera Fidel Herrera al priismo y Javier Duarte lo hiciera secretario de Gobierno, se ha vuelto un pragmático que sólo sirve a las causas de sus nuevos mecenas, así sea en funciones de apagafuegos o de verdugo de los enemigos de sus amigos. O sea, la religiosidad, y sobre todo la piedad, se quedó en el camino.

Por eso extraña que ahora surja como el salvador de los ahorradores defraudados por las cooperativas financieras, que un despacho jurídico les pague lo que se les debe y que les haya comprado la deuda.

El asunto lo puso a flote el dirigente del Grupo de Ayuda de Coatzacoalcos, Luis Monroy Bravo, quien encabeza las gestiones de los defraudados por la cooperativa Cofisur (Cooperativa Financiera del Sur), empresa que se llevó al baile a 12 mil ahorradores, que en suma no han podido cobrar 18 mil millones de pesos.

Monroy Bravo asegura que los ahorradores menores han acudido a Xalapa. Sus deudas fluctúan entre 5 mil y 10 mil pesos. Regresan asegurando que fueron citados al “bufete jurídico” de Gerardo Buganza y que ahí les pagaron. Monroy sostiene que en realidad lo que están haciendo es comprándoles la cartera vencida. ¿Por qué?
La maniobra es obvia. A través del piadoso Buganza, el fidelismo está desactivando una bomba de tiempo que tarde o temprano estallará, pues lo que hay detrás de las financieras es el uso ilegal de dinero para campañas políticas.

El mismo Luis Monroy, un antiguo priista que se asqueó de todo lo que hace el sistema y lo que se encubre gracias a la impunidad, revela que gran parte del dinero de los ahorradores lo prestó Cofisur a gente del gobierno “para sufragar campañas” políticas.
Y menciona que es posible que los préstamos se hicieran a gente cercana al gobierno porque los recibieron sin ofrecer a cambio las garantías —casas o terrenos— que la ley exige. Es decir, les dieron el dinero a sabiendas que no lo pagarían.

Cofisur y Cofistmo son dos cooperativas que florecieron durante el gobierno de Fidel Herrera Beltrán, cuando la fiebre del dinero fácil atraía a cualquiera. Pagaban intereses mayores a los de los bancos, se publicitaban como una fuente de riqueza y se daban el lujo de hacer labor social, patrocinando eventos en los que a menudo se observaba a los directivos con los políticos, un binomio que servía para engañar a cualquiera.

Pero como siempre ocurre, la fiebre del oro un día se apagó. Cofisur fue la primera cooperativa que cayó en insolvencia. Cuando Fidel Herrera dejaba el gobierno, Cofisur incumplió compromisos, los ahorradores no pudieron cobrar y se desató una crisis.

Muchos de los ahorradores eran pensionados y jubilados. Su dinero era el producto de una vida de trabajo. Algunos otros requerían el dinero para atender sus enfermedades y tratamientos médicos. Unos más para medio comer.

Cofisur intentó eludir el golpe. Pidió una pausa para responder a los reclamos de los ahorradores, pero pronto quedó en claro que sólo ganaba tiempo. Cuando se procedió legalmente, se pudo saber que los directivos habían huido y que las propiedades de la cooperativa estaban blindadas para evitar el embargo.

Se supo también que la insolvencia de Cofisur obedecía a que les fueron prestados cientos de millones de pesos a personajes de la política que no habían garantizado con bienes el pago. Ahí radicaba el fraude.

Era la punta de la madeja para conocer que los recursos de los ahorradores fueron entregados a políticos y estos los invirtieron en campañas electorales.

Meses después, otra cooperativa, Cofistmo, se vio sacudida por la oleada de desconfianza. Los ahorradores exigían el pago y la empresa comenzó a caer en insolvencia. Finalmente la propietaria, Ivonne Arlette Murillo Pérez, fue denunciada por fraude, ante su negativa a dar la cara.

Hace una semana, el Ministerio Público de Las Choapas consignó dos expedientes contra Cofistmo y solicitó al juez encargado que se giren órdenes de aprehensión contra Ivonne Murillo y el gerente local, Ricardo Valenzuela Ramos.

El fraude de las financieras ha provocado movilizaciones de ahorradores no sólo en los lugares donde fueron defraudados sino en Xalapa. Pese a que en su mayoría se trataba de adultos mayores, el gobierno de Veracruz se mostró indiferente. Le valió que se plantaran en Plaza Lerdo, pero cuando bloquearon la avenida Enríquez, frente al palacio de gobierno, Javier Duarte fue obligado a enviar negociadores y sofocar el escándalo, aunque no asumió un compromiso mayor.

Sin embargo, a partir de ahí la mano de Sor Buganza comenzó a hacerse sentir. Los ahorradores cuyos depósitos son menores —de 5 mil a 10 mil pesos— fueron citados a Xalapa y en un bufete jurídico, presumiblemente del ex secretario de Gobierno, se inició el pago de sus adeudos.

La maniobra es clara. Fidel y los fidelistas saben que el fraude de las financieras detonará de un momento a otro. El dinero defraudado fue usado para sufragar las campañas priistas en 2010, incluida la del hoy gobernador Javier Duarte de Ochoa, lo que agrega otro ingrediente de ilegitimidad al gobierno de Veracruz.

Comprar la cartera de los ahorradores, es una forma subterránea de reducir el número de demandantes contra Cofisur y Cofistmo, pero sobre todo de evitar que se acredite que el dinero lo usaron de manera ventajosa Fidel, Duarte y el PRI.

Lo interesante sería saber el origen de ese dinero que entrega el “bufete jurídico” de Sor Buganza a cambio de la cartera de los ahorradores; si es dinero propio, algo que le llamaría la atención a la Secretaría de Hacienda por aquello de los recursos de procedencia ilícita, o si es dinero del gobierno de Veracruz, lo que suena a peculado.

Como se le quiera ver, suena a otra argucia financiera de la fidelidad.

([email protected])(@moralesrobert)

 


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