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Roberto Morales Ayala

Zona Franca

Ámbar merece la atención del gobernador

16/10/2013 10:19 a.m.

Se llama Ámbar Nayeli, estudia odontología y hoy se habla de ella porque quienes la conocen —y sobre todo quienes la aman— no están dispuestos a que pase a ser una estadística más.

Sus padres y sus hermanas la vieron partir, ir a un encuentro del que nunca volvió. De eso hace ya 14 días. El 2 de octubre recibió una llamada. Le hablaba su ex novio, quien la citó frente a la Universidad Veracruzana. Ámbar Nayeli Suárez Rivera salió de su hogar a las 4 de la tarde, abordó un auto y literalmente desapareció.

Después de eso, no atendió ninguna llamada. Al paso de las horas, sus padres iniciaron la búsqueda. El automóvil fue encontrado cerca de su domicilio, a la vuelta de su hogar. Le llamaron al ex novio y tampoco respondió.

Su madre, Yolanda Rivera Treviño, asegura que teme por su vida, que sospecha del ex novio, un médico del Seguro Social. “La amenazaba telefónicamente”, dice. No es confiable, reitera.

Ayer, su caso hizo crisis en el puerto de Veracruz. Los familiares de Ámbar Nayeli salieron a demandar una pronta y acuciosa investigación de la Procuraduría estatal. Se manifestaron en la vía pública. Llamaron la atención de la gente y de los medios de comunicación.

En el fondo, lo que la familia demanda es que el gobierno de Veracruz se ponga a trabajar. Ellos presentaron una denuncia, una vez que se cumplió el plazo de 72 horas sin saber de Ámbar Nayeli, pero no han visto que la investigación tome curso.

Ahí radica el reclamo de los familiares. Tienen la impresión que el gobierno de Veracruz le apuesta al silencio, a que la pasividad de quienes debieran investigar y la inexistencia de las voces que reclaman que la encuentren, asfixien las desgracias y no se nuble el mundo feliz de la clase gobernante.

Ayer martes, desesperados por no saber nada de Ámbar, sus familiares salieron a la luz pública con sendos cartelones donde le piden al gobernador Javier Duarte de Ochoa que los reciba para que formalmente le pidan su intervención en la búsqueda e investigación del paradero de la joven estudiante de odontología y trabajadora del IMSS.

Lo curioso es que mientras ellos viven la angustia de no saber el paradero de su hija, un día antes en una reunión que debió ser organizada con discreción, Javier Duarte de Ochoa estuvo en Veracruz. En la fotografía difundida por los voceros oficiales, se observa al gobernador posar con varios jefes de manzana, en la que eufórico anunciaría que “Veracruz recuperó sus calles de la criminalidad, por la coordinación entre sociedad y gobierno”.

Esto es insólito. En la prosperilandia en la que vive Javier Duarte, delineada en las primeras planas de los periódicos que casi nadie compra pero a los que los voceadores casi obligan a exhibir en sus estanquillos, todo es “tranquilidad”, “paz”, “armonía”, “crecimiento”, “desarrollo”, “estabilidad”, “felicidad”; sin embargo, en el Veracruz que no oye, ni ve, la realidad le es adversa.

“La inquietud es que el gobernador nos apoye. Él ya está enterado de nuestro problema y necesitamos su entero apoyo para que las investigaciones sean más prontas, porque ya son 13 días y no tengo respuestas”, subrayó Rivera Treviño.

Vivir en la incertidumbre es como ir muriendo en vida. La familia de Ámbar quiere saber, quiere certezas. Busca respuestas. Quiere ver que la Procuraduría investigue y que el gobernador Duarte se aplique, que los reciba, que les dé garantías de que se sabrá dónde está Ámbar y qué serán detenidos y procesados quienes la desaparecieron.

El problema es que en Veracruz existe una tendencia a ocultar la dramática realidad, la inseguridad, los niveles de violencia, la criminalidad. Con Fidel Herrera antes y ahora con Javier Duarte, la política es suplantar el estado de derecho con mentiras publicitarias.

La desaparición de mujeres ha sido un talón de Aquiles del fidelismo y ahora del gobierno duartista. Un caso ingrato es el de Gaby Benítez Ibarra, jovencita que desapareció en Xalapa, en 2011. El gobierno desestimó el caso mientras la sociedad se movía afanosamente por hallarla. Había carteles con su foto en cada calle, en cada casa, en espacios publicitarios, en los medios de comunicación, en redes sociales. Todos querían contribuir a que Gaby volviera con bien.

El entonces procurador duartista, Reynaldo Escobar Pérez llegó a decir que los informes de que disponía establecían que Gaby se había salido de su hogar por voluntad propia, luego de una agria discusión con su madre, Bárbara Ibarra. Días después, su cadáver apareció en un terreno baldío.

Por esa razón, porque el gobierno miente, Bárbara Ibarra se unió a la Caravana por la Paz que encabezaba el poeta y escritor Javier Sicilia, y desde ahí denunció que el gobierno estatal no había cumplido y que los asesinos siguen impunes.

Parte del problema es la corrupción y otra parte es la mentira. Mientras Derechos Humanos del Estado de Veracruz habla de 106 desaparecidos de 2012 a marzo de 2013, la Procuraduría estatal asegura que son 45 casos. Lo peor es que esa cifra está rebasada por las denuncias que aparecen en las redes sociales y se explica porque muchos prefieren no denunciar y tragarse su dolor. La Procuraduría General de la República asegura que son 300 desaparecidos en Veracruz.

A nivel nacional, la Secretaría de Gobernación reporta durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, 27 mil 523 desaparecidos. La Comisión Nacional de Derechos Humanos asegura que son 24 mil 800 casos.

La televisora Univisión elaboró un mapa en que se establece 5.6 desaparecidos por cada 100 mil habitantes. Ubica a Veracruz en el lugar 20 por debajo del Distrito Federal, Coahuila, Jalisco, Durango y Aguascalientes.

Según datos aportados por el Colectivo por la Paz, tomados del Instituto Veracruzano de Acceso a la Información (IVAI), de 2011 a 2013, se registra una cifra de 388 desapariciones en toda la entidad. Entre los municipios con mayor incidencia está Xalapa, Coatzacoalcos, Cosamaloapan y Córdoba. Curiosamente en 2010 no se tiene registro de desaparecidos, cuando Fidel concluía su sexenio.

Frente a ese dramático panorama y ante la terrible realidad que viven los familiares de los desaparecidos, el gobernador Javier Duarte anuncia que “Veracruz recuperó sus calles de la criminalidad, por la coordinación entre sociedad y gobierno, gracias a una policía que no es del Gobierno estatal, sino de la sociedad veracruzana”.

La demagogia del gobernador es asombrosa. Sostiene que la “es la policía para todos los ciudadanos, que responde a todos los intereses de la gente, que responde a un Veracruz que sigue su marcha”.

Ese anuncio lo hizo al reunirse con jefes de manzana de Xalapa en la Academia de Policía. Dijo que “juntos hemos recuperado nuestras calles, juntos estamos garantizando la armonía y la tranquilidad, cada quien desde su trinchera, cada quien desde su situación y responsabilidad que tiene al frente de la sociedad”.

Duarte se dijo orgulloso de “ver a una policía que está respondiendo con profesionalismo, capacidad, transparencia, con los instrumentos que la modernidad prevé”. Llegó a decir que lo más valioso que tiene la policía es su capital humano, mujeres y hombres que forman una nueva institución.

 Duarte resumió que Veracruz es “un estado seguro, que crece, alegre, en donde se desarrolla su actividad económica y donde cada vez se quieren más oportunidades para los hijos, así como legar para las generaciones futuras”.

 Y mientras el gobernador se avienta un rollo demagógico y habla de una seguridad que no existe, los familiares de Ámbar Nayeli Suárez Rivera tienen que salir a las calles, exigir que la Procuraduría de Veracruz inicie la investigación y que se sepa dónde está y quiénes la desaparecieron.
([email protected]) (@moralesrobert)


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