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Roberto Morales Ayala

Zona Franca

La zona roja del crimen

31/01/2014 10:17 a.m.

Javier Duarte de Ochoa llegó a Coatzacoalcos, entregó patrullas, lanzó un mensaje a la delincuencia, dijo que “el que la hace la paga”, pero olvidó — o como que olvidó— a otros municipios que padecen el azote del crimen organizado.
 
La omisión del gobernador de Veracruz no es casual.
 
Duarte estuvo el miércoles 29 en Coatzacoalcos. Le armaron un escenario de fuerza para enmarcar su discurso, en el que lanzó su advertencia a los delincuentes. Había centenares de policías, unos estatales y otros de la Naval; exhibían su armamento, patrullas y equipos de radiocomunicación.
 
Desde un día antes del evento, la calles aledañas al parque Independencia fueron cerradas a la circulación de vehículos. Fueron revisados a detalle los edificios, viviendas y comercios, como si el visitante fuera el Presidente Enrique Peña Nieto y no el gobernador de Veracruz.
 
 
Lo mejor –que la entrega del equipamiento- fue el discurso del gobernador, no porque sea creíble sino porque sonó a otra pieza de demagogia que no remedia nada pero sirve para cuestionar a Javier Duarte y confrontarlo con sus promesas y alardes triunfalistas.
 
 
“En Veracruz —manifestó— desde el Tonalá hasta el Pánuco, quien la hace la paga y para eso están nuestras fuerzas del orden, para eso están nuestros policías, quienes se preparan, quienes están mejor equipados, quienes tienen los instrumentos y el respaldo de la sociedad veracruzana para cumplir con su responsabilidad.
 
“Por ello, día a día fortalecemos la capacidad de nuestras fuerzas de seguridad y utilizamos la inteligencia por encima de la fuerza.
 
“Así la Policía Estatal Acreditable se prepara y mejora su desempeño. Esa es la forma para ganar día a día la confianza de la sociedad y desde luego para ganar juntos la tranquilidad en cada una de nuestras comunidades”.
 
Luego vino la omisión, imperdonable omisión, deliberada omisión.
 
Javier Duarte entregó ocho patrullas para cinco municipios, cuatro motopatrullas para cinco municipios y 150 elementos policíacos para cinco municipios. Todo ello para Coatzacoalcos, Minatitlán, Cosoleacaque, Nanchital y Acayucan, donde opera el Mando Único Policial.
 
Duarte no destinó un solo equipo, un solo policía, un solo peso del presupuesto de seguridad para zona roja de la violencia del sur de Veracruz. Menos atendió el constante reclamo de la sociedad sureña en que las corporaciones policiacas pasen al control del mando único, para evitar sigan siendo utilizadas como cuerpos de seguridad del cacicazgo en turno.
 
Su omisión dejó a Las Choapas y Agua Dulce, a Moloacán e Ixhuatlán del Sureste, a Jáltipan y Zaragoza, a Texistepec y Uxpanapa, sin más elementos policíacos para combatir al crimen organizado y a la delincuencia común.
 
Las Choapas y Agua Dulce son la frontera veracruzana con Tabasco. Las Choapas también colinda con el estado de Chiapas. Son también parte del corredor usado por los migrantes para trasladarse al norte del país y a Estados Unidos, y es de igual manera la franja por la que se mueve el contrabando de drogas.
 
La zona roja de la delincuencia en el sur de Veracruz es Las Choapas y también es Agua Dulce, y a esos dos municipios no les dio nada el gobernador Javier Duarte de Ochoa.
 
Agua Dulce ya fue en 2008 zona de escándalo por la extorsión que sufriera un grupo de indocumentados por la policía, que al pretender huir, fueron perseguidos, tiroteados y tres de ellos murieron por las balas de los elementos que en teoría debían velar por la seguridad. Los policías asesinos fueron procesados y algunos de ellos aún purgan condenas. Otros no. Su jefe, Atenedoro Morales Herrera, huyó con la complicidad de las autoridades municipales y el disimulo de sus superiores en Xalapa.
 
Por Agua Dulce, principalmente en sus congregaciones, corren droga y migrantes y no hay autoridad que pare el tráfico ilegal. La violencia está fuera de control. Aparecen cuerpos mutilados, cuerpos sin cabeza o sin manos.
 
Las Choapas es un caso aparte. Es el mayor corredor de indocumentados, quienes llegan a bordo del tren conocido como La Bestia, aunque muchos de ellos deban pagar cuota a las bandas del crimen organizado y enfrentan la muerte si se resisten a la extorsión.
 
En Las Choapas descarrila el tren porque los delincuentes se roban las planchuelas de las vías, un negocio para los chatarreros que ha provocado accidentes mortales.

Decenas de congregaciones y colonias están infestadas de indocumentados. Unos se han quedado a vivir, cancelando su sueño americano, trabajando en lo que sea, y algunos en actividades ilícitas.

El paso de indocumentados es constante y a la vista de todos. La policía los observa y los deja correr. Hay valores entendidos. Las mafias cobran cuota pero la policía también. Y esa es información que conocen los jefes policíacos locales y estatales. Lo sabe el secretario de Seguridad y también el gobernador.

Las Choapas es una zona estratégica, conectada con Huimanguillo, Tabasco, y el estado de Chiapas. Es un territorio especial para el crimen organizado y de ahí la violencia que sufre.

Por eso es imperdonable la omisión del gobernador. Es una omisión que no haya destinado un solo peso para Agua Dulce y Las Choapas, a fin de que pudiera enfrentarse la inseguridad y la violencia, que cada día es peor y que padecen los ciudadanos de a pie, la gente que habita en las zonas rurales, la sociedad que demanda vivir en paz.

Duarte le dice a quienes decidieron infringir la ley, que su gobierno está listo para combatirlos, para detenerlos, para hacer prevalecer la ley, para mantener el estado de derecho, para defender los legítimos intereses de la sociedad veracruzana.

Sí, quizá esté listo de Coatzacoalcos para allá; para Coatzacoalcos, Nanchital, Minatitlán, Cosoleacaque y Acayucan, pero no para Las Choapas y Agua Dulce; con ocho patrullas más, con ocho motopatrullas más, con 150 elementos más. Dice que va a ganarse la confianza de la sociedad y la tranquilidad de muchas comunidades.

Pero sólo lo dice. En los hechos, en cuanto a Agua Dulce y Las Choapas, ha incurrido en una omisión deliberada, dejando en el abandono la seguridad, la que han sido incapaces de garantizar las policías municipales de esas localidades.

Esa es su imperdonable omisión en la zona roja del sur de Veracruz.
([email protected])(@moralesrobert)


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