Suena disparatado pero cierto círculo del panismo quiere apostar alto. Su carta para gubernatura de Veracruz es —¡insólito!— Gerardo Buganza Salmerón, el mismo que hoy despacha en el gabinete de Javier Duarte de Ochoa y que en 2010 se rindió al fidelismo.

Buganza, aunque persignado, no es santo de la devoción de muchos. Sí de Fidel Herrera y de Javier Duarte, pues sin él, sin sus votos azules, en 2010, no le habría dado al PRI la cuerda para retener el gobierno estatal. O sea, los votos del bugancismo terminaron siendo los que decidieron la derrota del PAN.

El proyecto de hacer candidato al gobierno de Veracruz a Buganza –ya lo fue por el PAN en 2004, perdiendo por sólo 30 mil votos, y no pudo serlo en 2010 lo que lo lanzó a los brazos del PRI— ha ido calando en un sector del panismo, pero quienes lo ven con mayor agrado son el ex gobernador Fidel Herrera y Javier Duarte.

Buganza representa cuando menos la seguridad de que si no gana el PRI, en el próximo gobierno tendrían un aliado, neutralizarían cualquier riesgo de persecución política por los evidentes desvíos de recursos públicos, muchos de ellos para las campañas electorales del tricolor, y las fortunas que se construyeron los fidelistas-duartistas con sólo ser parte del círculo de poder.

El proyecto, sin embargo, tiene un riesgo: significaría el fin del fidelato, el poder ejercido mediante marionetas que figuran pero que no mandan, que no deciden pero sobre los que recae la responsabilidad de sus actos de autoridad.

Quienes cocinan la posibilidad de impulsar de nuevo a Gerardo Buganza —Fidel, Duarte y un sector del panismo—, saben que si el titular de la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas logra ser candidato, del PAN con una coalición de partidos satélites y de una asociación política, al gobierno de Veracruz, se habrá terminado la era de Miguel Ángel Yunes Linares.

Buganza y Yunes, hoy, son adversarios irreconciliables. Buganza y Yunes tienen un punto de conflicto: Fidel. Buganza derrotó a Fidel con ayuda de Yunes en 2004, pero el priista se robó la elección y los tribunales fueron sus cómplices. Buganza y Yunes rompieron en 2010, pues aquel se dejó conquistar por Herrera Beltrán, mientras éste se ganó los favores de Felipe Calderón y desde ahí se decidió la candidatura. Buganza y Yunes terminaron enfrentados, ya que aquel se fue con Javier Duarte y sus votos panistas se fueron del lado del tricolor.

Si Buganza se cuela al gobierno de Veracruz en 2016, obviamente patrocinado por Fidel y Duarte, Yunes Linares perderá otros seis años y ser candidato en 2022, será algo ilusorio y hasta absurdo.

Yunes Linares ya no representaría una opción viable como candidato a gobernador, pero sin el fidelato de por medio se abriría la puerta de par en par para que con sus herederos —el hoy senador Fernando Yunes Márquez, y su hermano Miguel Angel, quien repite como alcalde en Boca del Río— logren concretar el proyecto familiar.

Por orgullo, Buganza no iría al PAN, pero sí maniobraría para que panistas tradicionales lo inviten a ser su candidato. No es descabellado, partiendo d ela premisa de que hoy en día el pragmatismo invade a los partidos.
El ex candidato a la gubernatura, pese a que sirve a un gobierno priista, ha rechazado afiliarse a ese partido y también ha rehusado a invitaciones del PRD y de la llamada chiquillada, hambrienta de políticos de peso y estatura.

Para no perder precio ni presencia, Buganza Salmerón ha tejido estrategias que le permitan cotizarse en cada elección con la creación de una asociación estatal, en cuyo nombre van sus iniciales para que no queden dudas de que él es el promotor: Generando Bienestar. O sea GB. O sea Gerardo Buganza.

El activismo de Generando Bienestar en las elecciones de 2010 en apoyo del candidato del PRI, Javier Duarte, le redituó votos a sus otrora adversarios y, sobre todo, le sirvió para saldar cuentas con Miguel Angel Yunes Linares.

Las circunstancias actuales, en las que se conjuga la desesperación del fidelato que se ahoga en el repudio popular, podrían poner en la mesa de las negociaciones opciones que, por encima de los rencores, allanen los caminos para el largo y corto plazo.

La situación que enfrenta hoy en día Gerardo Buganza Salmerón, como titular de la SIOP no es nada tersa, porque se ha convertido en el blanco de quienes lo perciben como un prospecto a ocupar el mando del poder en el estado.

Dos de los columnistas más cercanos al gobernador, Arturo Reyes Isidoro y Raymundo Jiménez, han coincidido en temas que involucran a Buganza Salmerón.

Reyes Isidoro advierte que en la corta gestión de Buganza en la SIOP ha rescatado 2 mil 479 millones 305 mil 540 pesos pagados a constructores indebidamente, al no haber concluido las obras asignadas. Acudió a la denuncia, acreditó que todo había un fraude y los obligó a resarcir el daño.

Lo que le hace falta, señala Reyes Isidoro, es que proceda contra los funcionarios de la SIOP, antes Secretaría de Comunicaciones, que permitieron tanta sangría económica y tantos enjuagues con un evidente daño patrimonial.

Raymundo Jiménez destaca que en sondeos de opinión, Buganza Salmerón está mejor posicionado que muchos actores políticos, sólo superado por los senadores José Francisco y Héctor Yunes, y por el panista Miguel Ángel Yunes Linares, aunque éste con una pérdida de simpatías alarmante.

Esto le ha complicado el panorama Buganza. Se queja de que los recursos hacia su dependencia no fluyen con la celeridad que requiere para cumplir con las obras encomendadas. Ese ahogamiento financiero hace presumir que hay fuego amigo.

Según Raymundo Jiménez, Buganza Salmerón ya puso un hasta aquí: o liberan los recursos deja la SIOP o se va, lo que requirió la intervención directa del gobernador Javier Duarte.

También requirió aclarar y documentar que sí interpuso denuncias penales contra contratistas defraudadores ante la Procuraduría General de la República. Se trata de 18 querellas presentadas entre agosto y diciembre de 2013 y dos más en febrero pasado, con un monto de 131 millones 229 mil pesos. O sea, que es congruente y tiene palabra.

Gerardo Buganza es una figura emergente para salvar de la persecución al fidelismo y al mismo tiempo es el receptor de los embates de priistas y panistas que buscan descarrilarlo. Y todo porque lo ven en la lucha por la sucesión.

([email protected])(@moralesrobert)