La vista se no puede mostrar porque supera el umbral de vista de lista (5000 elementos) aplicado por el administrador.

Para ver los elementos, intente seleccionar otra vista o crear una nueva. Si no cuenta con permisos suficientes para crear vistas para esta lista, solicite al administrador que modifique la vista de modo que cumpla con el umbral de vista de lista.

Más información sobre la creación de vistas para listas grandes.

Juan Ciudadano

Los Gobernados

La muerte escogió a Las Choapas

01/02/2016 08:36 a.m.


Rubén Espinosa no me deja. “La muerte escogió a Veracruz y decidió vivir ahí”, dijo antes de morir. Lo recuerdo a cada instante porque por analogía, por circunstancia, por coincidencia, la muerte también escogió a Las Choapas para vivir. Y no se quiere ir.

Vean lo que le pasó al Gordo, el de la palapa-bar en la colonia La Sabana. Fueron por él y lo mataron. Iba a desayunar y le dieron fondo, baleado al estilo del crimen organizado.

¿Qué pasó ahí? No se sabe. Los hechos son claros, directos, hacia su humanidad, como diciendo “no cumpliste y ahí te vas aunque luego te alcancemos”, porque ya saben, en ese mundo de matones, todos van derechito al Hades, al infierno, al reino de los muertos.

La víctima se llamaba José Alberto Cimas Jiménez. Su cantina se ubica en la calle Naranjos, en la colonia La Sabana, aquí en Las Choapas. Acostumbraba desayunar a mediodía y el viernes 29 no fue la excepción. Sólo que ni de eso le dieron tiempo.

El reporte policíaco dice que a las 12:30 llegaron dos tipos en motocicleta al negocio. Uno portaba casco y el otro no. Se introdujeron en la cantina. El Gordo quiso huir. Corrió pero le vaciaron las armas. Después emprendieron la retirada.

Los familiares comenzaron a pedir auxilio, pero hicieron algo que les va a traer problemas serios. Arrastraron el cuerpo, lo colocaron en la banqueta, lavaron la sangre derramada sobre el piso, mientras aguardaban a que llegara la ambulancia a atender, si fuera posible, al Gordo.

¿Qué se les atravesó en la mente? No lo sé. Quizá pensaron que para evitar que les clausuren la cantina porque el crimen se cometió en su interior, lo mejor era poner al Gordo fuera del lugar. Cierto, de que duele, duele.

Pues la bronca está peor de lo que parece. Eso es alteración de la escena del crimen y hay responsabilidad penal. Cuando llegó la policía estatal, la Marina, el Ejército, policía municipal y agentes ministeriales, el Gordo ya había muerto.

Y que ocurre otro asesinato. El sábado 30, otros dos sicarios —¿o serían los mismos?—, a bordo de una motocicleta color roja, atacaron a otra persona y le dieron muerte, dejando además un herido.

Este ataque ocurrió en la Prolongación de Francisco Sarabia, colonia La Cuevita. El muerto se llamaba Jorge Sastré Rojas, obrero que laboraba para Pemex en un complejo petroquímico.

El herido es Abraham Tapia Juárez, de oficio betunero, quien fue trasladado al hospital Doctor Pedro Coronel Pérez.

No habían transcurrido ni 24 horas cuando ocurrió el segundo ataque. Llama la atención que fueran de nuevo dos sicarios y que se movieran en motocicleta. Son sicarios y esto es una ejecución.

Ahora lo importante es saber por qué. Sí, por qué el crimen del Gordo y por qué el asesinato de Jorge.

Como están las cosas, el presagio es malo. De por sí Veracruz es nota todos lo días en la prensa capitalina. Crímenes como estos, en un ambiente difícil, cuando la policía detiene a cinco jóvenes en Tierra Blanca y los entrega a la delincuencia organizada y, por otra parte, hay cadáveres por toda la entidad, los de los colombianos, los de Rodríguez Clara, los de las autopistas, lo del Gordo es un síntoma de que lo peor está por venir.

Hace un año fue igual. Se suscitó una serie de actos delictivos que crearon una oleada de muerte. Y los choapenses con el alma en un hilo, señalados como el municipio más violento de Veracruz.

Era como matar parejas: el ganadero Alemán López de Hueyapan y su esposa, Felipe Sosa y su pareja, Deveze y su empleado, los primos José Alfredo y Luis Ángel que aparecieron en una cisterna. Ocho en 10 días.

Pero súmele los muertos aparecidos en la super carretera a Ocozocoautla y el caso de los dos que mataron en el balneario San Antonio, en la congregación San José del Carmen, a los que les dispararon ahí, a la vista de todos, arriesgando que uno de los tiros diera en la humanidad de algún chamaco.

La violencia es nuestra. Suena como si los crímenes del Gordo y Jorge Sastré Rojas fueran la voz que alerta que algo grave está por ocurrir.

Dicen que una mala trae otra. Algunos se consuelan con aquello de que después de la tempestad viene la calma. Pero aquí llega la tempestad y sigue la tormenta. Y después un incendio, un sismo, un tsunami, una lluvia de meteoritos.

El caso es que Las Choapas se vuelve a teñir de sangre. Por las razones que sean, pero se vuelve a ensangrentar.

Lo del Gordo y Jorge tiene trazas de ser ajuste de cuentas o algo que no pagaron, o algo que no cumplieron, o algo que sabían y había que callarlos.

Pero como sea, las palabras de Rubén Espinosa, el reportero gráfico de la revista Proceso y de las agencias Claroscuro y AVC, asesinado en la ciudad de México después que se fue por miedo ante el constante acoso, retumban en cada rincón de Veracruz.

“La muerte escogió a Veracruz y decidió vivir ahí”. Y así es.

(Comentarios y tips a: [email protected])



¿Te ha parecido interesante la columna?

Comentarios

Comparte
La vista se no puede mostrar porque supera el umbral de vista de lista (5000 elementos) aplicado por el administrador.

Para ver los elementos, intente seleccionar otra vista o crear una nueva. Si no cuenta con permisos suficientes para crear vistas para esta lista, solicite al administrador que modifique la vista de modo que cumpla con el umbral de vista de lista.

Más información sobre la creación de vistas para listas grandes.