​Con elecciones o sin elecciones, lo de Veracruz es la violencia, los atentados, los que sufren un secuestro, un menor de edad, casi un niño, que es objeto del atropello y abuso de elementos de la Fuerza Civil y ahora un líder obrero que recibe cuatro impactos de bala.

O sea que es violencia electoral y violencia de la otra, de la que ocurre todos los días, con su carga de temor entre la ciudadanía pues hay gente, grupos, mafias, que operan con toda impunidad y no hay autoridad que les ponga un freno.

Primero fueron los días Molotov. Sí, porque a las oficinas del presidente estatal del PAN, Jesús Mancha Alarcón, le aventaron varias de esas botellas con combustible y así se esparció el fuego, quemando todo. Los cocteles molotov causaron daños materiales pero por fortuna no hubo ningún saldo en vidas que lamentar.

Le siguió la sede del PRI en Veracruz-puerto, donde las bombas molotov quemaron una parte de la fachada. Después fue lo de las instalaciones del PRD en Xalapa, también impactadas por bombas molotov.

De todo hubo en las horas previas a la jornada electoral del 5 de junio, gritos y sombrerazos, trifulcas, acciones policíacas, y en el mismo días de los comicios, como esa en que la Policía Estatal y Fuerza Civil detuvieron por varias horas al senador Fernando Yunes Márquez, que porque era sospechoso de llevar dinero para comprar votos en las colonias de Coatzacoalcos. Al final, lo llevaron a la PGR y ahí revisaron sus pertenencias y no hallaron más que ropa y documentos.

Nos habíamos alarmado con el caso del joven estudiante, casi niño, de 13 años de edad, al que elementos de la Fuerza Civil lo agredieron con toques eléctricos cuando se hallaba afuera de su plantel escolar, la ETI 19, en Coatzacoalcos.

La imagen, la noticia, es la descripción de para qué fue creada la Fuerza Civil. No cuida a la sociedad y, en cambio, todo el tiempo le están señalando que actúa como si fuera parte del crimen organizado, levantando gente pacífica y en algunos casos, realizar montajes para que esos ciudadanos aparezcan muertos donde se han producido enfrentamientos entre bandas de delincuentes.

El caso del joven estudiante indignó a medio Veracruz. El jovencito tiene apenas 13 años. Se hacía acompañar por una compañeras de escuela mientras esperaban tomar el camión urbano. Pasó la patrulla de Fuerza Civil, se bajó un par de elementos y se le fueron encima al joven.

Lo amedrentaron y le aplicaron toques eléctricos. Al ver eso, varios padres se acercaron y reprocharon su actitud a los elementos de Fuerza Civil. Eso los contuvo. Se fueron de ahí lanzando amenazas, indignados los jijuesuchi porque no los dejaron mal matar al joven de 13 años.

La reacción de los padres es cañona. Le entraron con todo, defendieron a su hijo, presentaron su denuncia, movieron mar y tierra y los medios de comunicación han estado vigilantes que no vayan a amedrentarlos para que le bajen a su queja y el caso quede impune.

No salíamos de esa cuando entramos en otra, al ocurrir un atentado en el que la víctima es un líder obrero de Villa Allende, congregación de Coatzacoalcos, donde la vida no vale nada y el más chimuelo masca fierro.

La víctima, quien se debate entre la vida y la muerte, es Leonardo Mendoza Cruz, mejor conocido como “El Shakira”, es líder la CTM en aquella congregación y no es la primera vez que se ve inmiscuido en asuntos de corte policíaco.

“El Shakira” había acudido por su nieto a una escuela cercana a la clínica del IMSS en Coatzacoalcos, cuando varios hombres le lanzaron disparos. Al momento del atentado, su nieto se encontraba en el interior de la camioneta.

Cuatro de los balazos dieron en la humanidad de Mendoza Cruz, quien quedó recostado en el asiento de copiloto. El auto fue interceptado por un vehículo Nissan Tsuru, desde el cual varios sujetos accionaron sus armas provocando la escena violenta.

Llegaron los cuerpos de auxilio y la policía. Se le trasladó a la clínica del Seguro Social, donde fue intervenido y se le reporta como delicado. El niño fue asegurado y llevado a las instalaciones de la Policía Naval para mantenerlo a salvo.

“El Shakira” es el mismo personaje mencionado en el crimen del periodista Gregorio Jiménez de la Cruz. Tenía una disputa con el “Cometierra” y luego éste desapareció. Su cuerpo fue hallado en una fosa clandestina, en la colonia J. Mario Rosado, en Las Choapas, junto al reportero. 

Alguien decía que la violencia es inevitable. Fue Agustín Acosta Lagunes, aquel gobernador de Veracruz con el que la inseguridad se volvió alarmante. Y como no, si sus parientes eran los que sembraban el miedo y el terror en toda la entidad. 

Y así vamos a seguir hasta que este gobierno se extinga.

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