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Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

Amenazas, represalias

30/05/2010 07:58 p.m.
Como todos los años, éste presenté mi declaración anual de impuestos en forma puntual. El contador que año con año me asesora y me prepara la declaración es una persona fuera de toda sospecha, seria, profesional, con todos los años de experiencia y –algo bien importante–  ética. Jamás me recomendaría y menos se prestaría a tratar de hacer alguna chicanada para burlar al fisco o para tratar de sacar algún provecho o ventaja indebida. Como todos los años, esta vez me dijo que resultaba un saldo a mi favor que, lógicamente, por ley el Sistema de Administración Tributaria (SAT), es decir, Hacienda federal, o sea, el gobierno federal, me tenían que devolver.

Soy un trabajador, un empleado, no tengo empresa alguna y la cantidad que me tienen que devolver, porque es algo que pagué, para quienes sí tienen seguramente les sería irrisoria. Para mí, de acuerdo a mis posibilidades económicas, me va a servir mucho entre otras cosas para pagar adeudos pendientes. Pero con sorpresa, el jueves pasado recibí una notificación de que no se me devolvía lo que por derecho me corresponde porque había inconsistencias en la presentación de la declaración y que debía acudir a las oficinas locales del SAT, etcétera. Por lo que me dicen en la notificación acerca de la diferencia entre mis ingresos y los documentos en los que resulta el saldo a mí favor, se ve que revisaron mi declaración con lupa. Ahí está todo muy claro. No tengo nada que ocultar.

Le he dado vueltas al asunto y lo mismo ha hecho el contador. Él no le encuentra explicación porque nunca antes habíamos tenido problemas, es más, creo que hasta se siente apenado porque sería la primera vez en su vida profesional, siendo tan meticuloso, que hubiera fallado o se hubiera equivocado en algo. Yo más me apeno con él por ser la causa de este pequeño tropiezo en su desempeño muy profesional, pero yo sí le encuentro o quiero encontrarle explicación: el gobierno federal me está reprimiendo de esa forma, enviando un mensaje, amenazando, por ser un crítico del PAN, de su candidato al gobierno del estado y del propio presidente Felipe Calderón por su desgobierno, como lo está haciendo con empresas periodísticas, empresarios y otros causantes del estado contra quienes ha desatado una feroz persecución, un verdadero terrorismo fiscal. Me la van a hacer de tos para que me devuelvan mi dinero.

El pasado jueves 26 de mayo, el diario El Dictamen de Veracruz, decano de la prensa nacional, publicó en su primera plana en toda la mitad de su parte superior izquierda, un editorial con el título “No Pasarán” (la frase es un eslogan usado para expresar la determinación de defender una posición contra el enemigo, que se usó por primera vez en la Batalla de Verdún durante la Primera Guerra Mundial pero que hizo famosa y casi todos la asociamos con Dolores Ibárruri Gómez, “La Pasionaria”, fundadora del Partido Comunista de España, quien la usó en el asedio a Madrid durante la Guerra Civil Española) en donde denuncian la persecución de que están siendo objeto, como se sabe que están padeciendo también otras empresas y otras personas, y en su página 3 publicó a toda plana una carta dirigida al presidente Felipe Calderón haciendo referencia al mismo tema.

En esa carta, la señora Bertha Rosalía Malpica Martínez de Ahued, Directora General y Presidenta del Consejo de Administración de El Dictamen y La Tarde, denuncia el terrorismo fiscal contra la empresa a grado tal que Hacienda Federal ya le congeló dos cuentas bancarias.

“Es muy extraño (extraño como en mi caso personal) que nunca antes la empresa se haya visto en este tipo de situaciones y circunstancias y sí ahora previo a una contienda electoral, en donde uno de los actores políticos, ahora dentro del PAN, en determinado momento, en una actitud supuestamente de gran amistad haya manifestado su voluntad de ayudar a la empresa con algún problema que tuviera con Hacienda Federal, lo cual indudablemente fue rechazado categóricamente en virtud de que ni aun con problemas financieros ocurriríamos a ningún tipo de compromiso de nuestra línea editorial y mucho menos ir en contra de Derecho”.

Agrega la señora Bertha Rosalía Malpica: “Hoy, a escasas semanas de dicho rechazo y a una posterior solicitud de agresión hacia el Gobierno del Estado y actores políticos contrarios al PAN, la empresa se ve sometida a lo que muy bien cabe calificar de terrorismo fiscal…”. Luego de ofrecer una serie de detalles y argumentos, señala: “Por todo lo anterior y por la forma de cómo se ha conducido su Gobierno, no dudamos un ápice la mencionada actitud se deba a la falta de atención hacia su candidato en virtud a las peticiones absurdas y fuera de todo orden por parte de él”. Expresa en forma enérgica que si lo que pretenden es avasallar y amedrentar, “no lo van a lograr, pues, si la intención es acallar voces o allanar voluntades a favor de sus candidatos, es mala y equívoca la táctica. Pues incluso, con tales prácticas, sólo se logra incrementar y enrarecer aún más el clima de violencia, terror y confusión que priva en todo el territorio nacional”.

Encontrar el origen de este proceder no tiene ningún misterio ni complicación. Es lo mismo que se hizo durante el gobierno de Patricio Chirinos cuando se persiguió a editores, periodistas y columnistas que ejercieron la crítica, contra quienes se desató una feroz persecución y un terrorismo fiscal y de Estado como el que ahora denuncia El Dictamen. Y si eso le hacen a El Dictamen, qué no pueden proceder contra mí y contra otras personas que no tenemos la fuerza de esa poderosa institución que es el diario más antiguo del país.

Por la vía legal voy a reclamar y a defender lo que por ley me corresponde. No me están regalando nada. No me  chillo porque sé a lo que estoy expuesto cuando ejerzo la crítica. Denuncio sí porque se trata de un atropello desde el poder federal. Ninguna advertencia ni ninguna amenaza me van a intimidar.  No voy a cambiar mi línea. Pienso: si eso es ahora cuando apenas pretende ser gobernador, qué no sería si por una chiripada llegara a ganar. Yo ya viví los manoteos, los manotazos sobre el escritorio por haber hecho un señalamiento de frente, en forma personal; la agresión verbal para que revelara quién me había dicho donde estaba cuando personalmente revisaba las fallas del recién construido Palacio Legislativo para reunir pruebas contra Dante Delgado en 1997.

A doña Bertha, a El Dictamen y La Tarde y a tantos amigos que tengo ahí, toda mi solidaridad.
 

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