​En la guerra política llevada a cabo entre el hoy gobernador Miguel Ángel Yunes Linares y el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, hay un grupo mercenario que sirvió diligentemente al pasado gobierno, pero que en el actual mandato ocupa, sin pudor alguno por su complicidad en los excesos del pasado inmediato, puestos destacados.

El grupo al que me refiero obtuvo de las manos de los dos ex gobernadores, canonjías y dinero a manos llenas.

Hicieron trabajo sucio escudados en el manto de una falsa oposición.

Hábiles en la tenebra politica, no solamente sobrevivieron traicionando a sus ex mecenas, sino que han quedado al lado del nuevo gobernador, 

En la historia política de Veracruz queda el registro indeleble de cómo, mientras que los dirigentes de ese instituto se hinchaban de riqueza malhabida, el PRD se desprestigiaba y derrumbaba en las preferencias electorales.

Para vergüenza de quienes forman parte de ese partido se observó en un video difundido en las redes sociales la manera en que, uno de sus líderes, en plena orgia etílica, en paños menores y acostado en una cama, contaba con lujuriosa codicia cientos de miles de billetes de mil pesos de evidente procedencia ilícita.

Otra anécdota conocida es la del dirigente que mandó a su asistente a cobrar un cheque por un buen monto de dinero al banco, y cuando esté salía con la maleta repleta le fue arrebatada de las manos.

Y así, una larga lista de familiares y prestanombres que también fueron beneficiados por los excesos de ese clan delincuencial que gobernó en el pasado inmediato.

En esta semana, en medio del inicio de un gobierno de alternancia, de nueva cuenta un perredista salta a la fama en los medios y las redes sociales: el nuevo secretario de Gobierno, Rogelio Franco Castán, exdirigente estatal del PRD en Veracruz, exdiputado federal, exdiputado local, inaugura  un gobierno basado en el combate a corrupción –que promueve la transparencia, la rendición de cuentas y la aplicación de la justicia contra los malos servidores públicos– con la polémica publicación de su título profesional en Licenciatura en Derecho, después de 19 años de haber egresado de la Universidad Veracruzana.

En un sospechoso, por acelerado y tan oportuno trámite universitario avalado por la Máxima Casa de Estudios, que también es cuestionada por egresados universitarios y abogados reconocidos, el segundo puesto clave después del Gobernador del Estado, inicia sus labores con el pestilente tufo de la corrupción e influyentismo.

En el reparto de posiciones políticas, el más atesorado es la que ocupa Rogelio Franco Castán, convertido, pese a su participación en el fidelísmo-duartismo, en el encargado de la gobernabilidad de una entidad que adolece, sobre todo, del desenfreno de la corrupción.

El tema sobre si el secretario de Gobierno contaba o no con título profesional universitario, requisito exigido por la Constitución Política del Estado de Veracruz y la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo, planteó dos asuntos: un presunto delito de ejercicio indebido del servicio público y el pragmatismo político con los que se conduce la alta esfera del poder.

La legalidad y el Estado de Derecho parecen no importar si se trata de mantener el equilibrio en el reparto del poder, dar a cada quien lo que le corresponda y mantener la alianza que llevó al triunfo a los dos institutos políticos en las pasadas elecciones del  5 de junio, con miras a repetirse en los próximos comicios.

Rogelio Franco Castán ha formado parte de ese grupo de dirigentes políticos que cuentan con recursos y han podido acomodar a sus cercanos en posiciones políticas, como diputados o alcaldes, que han aprovechado las negociaciones y “amarres” para heredar puestos políticos a sus familiares o amigos, que han caído en las prácticas que criticaban al PRI. 

Los que lo conocen de cerca han expuesto en su momento sus inicios y su crecimiento al amparo del poder: desde cargamaletas del entonces dirigente del PRD, Arturo Hérviz Reyes, hasta su alianza indestructible con el operador político de la Fidelidad, Erick Lagos Hernández.

En una nota publicada por Imagen del Golfo, el 6 de febrero del 2011, el entonces diputado local del PRD, ahora secretario de Gobierno, pidió analizar a ediles para que contaran con preparación profesional, pues “muchos de los desfalcos pueden darse por el desconocimiento de éstos”.

Paradójicamente, el ahora encargado de la gobernabilidad, con el escudo de un título universitario exprés, es el que encabeza el primer escándalo de corrupción.