De hecho, Fidel Herrera Beltrán cumple este lunes un ciclo más en su carrera política. Termina una etapa en su proyecto personal que quién sabe qué más le tiene deparado en el futuro. Concluye casi ya la gubernatura pero no su carrera política.

 

Luego de que presente esta mañana su sexto y último informe de gobierno habrá dado cuenta a los veracruzanos del estado en que deja la administración pública estatal que recibió hace seis años menos quince días de su antecesor Miguel Alemán Velasco; rendirá cuentas de todo un sexenio y pondrá punto sobre todas las íes en temas que le están provocando cuestionamientos, para clarificar cualquier duda, porque si algo demostró durante su actuación en pleno fue que no rehúye ninguna responsabilidad y que actúa de cara a las personas con las que tiene algún compromiso, en este caso los veracruzanos.

Lógicamente no hay, no puede haber ahora, un veredicto final. El paso del tiempo, la Historia, irán ubicando su gobierno en su justa dimensión. Lo que sí se puede hacer, por lo menos en lo palpable y verificable ahora mismo, es un balance muy general y éste arroja resultados positivos para la mayoría de los veracruzanos en cuanto a obra material. Se construyó obra material como nunca antes.

 

Se atendieron demandas de muchísimos años y se acabó con muchos rezagos. En sexenios pasados algunos gobernantes pretendieron trascender haciendo  obra sólo grande y por lo mismo vistosa y de relumbrón y no es que se olvidaran sino que de plano buscan la mayor rentabilidad mediática y por eso mismo no quisieron hacer obra pequeña y menos de la que no se ve como la de agua potable y la de alcantarillado, porque las tuberías están enterradas, ocultas. Fidel tuvo la decisión, la osadía, de acometer ambas: hizo obra grande pero también pequeña y mucha, de lo que pueden dar testimonio los beneficiados.

Con un estilo de gobernar que no conocíamos, de una intensidad al máximo,  los veracruzanos tuvieron un gobernador no muy sino totalmente cercano a ellos, que ejerció un gobierno propiamente itinerante, que fue una y otra y otra vez a sus representados, que escasas horas estuvo en su cómodo sillón de Palacio de Gobierno en Xalapa para ir a darse baños de polvo y de pueblo (como recomendaba hacerlo el gobernador Agustín Acosta Lagunes) por toda la geografía pero no para pasear sino básicamente para atender a sus representados, e incluso llegó a irse a vivir prácticamente al sitio mismo del problema como cuando trasladó el gobierno a Minatitlán en 2009 para desde ahí despachar y atender en forma personal y directa todos los problemas derivados de las inundaciones.

No que no haya tenidos errores, equivocaciones, pues la obra de gobierno es de humanos y no  hay humano perfecto, pero aun cuando a veces parecía molestarse porque las cosas no eran como se pensaba, rectificaba, corregía y eso le allanó mucho el terreno para seguir adelante en forma exitosa.

No que Veracruz sea una ínsula y menos un paraíso, pero dos temas claves, fundamentales de estos tiempos, le arrojan saldos positivos a su administración: el de la seguridad y el del empleo, que está ligado al de la economía. No se puede negar que en el estado se han dado casos que tienen que ver con la delincuencia organizada, pero ha habido detenidos y los daños para la población civil han sido mínimos por no decir que nulos, esto destacable si volvemos la atención hacia Ciudad Juárez.

 

Acá desarrollamos nuestra vida pública diaria con normalidad. No existe temor a salir a la calle con la familia, con los niños, y quedar atrapados en un tiroteo entre sicarios y elementos de seguridad  y perder la vida, nuestros jóvenes se pueden reunir y divertir sin temor –hay que tocar madera para que nunca se altere esto– a que lleguen a rafaguearlos de balas. Vamos a y venimos de nuestro trabajo sin ningún sobresalto. En fin. Los casos de violencia a causa de la delincuencia organizada han ocurrido pero han sido verdaderamente excepcionales y por fortuna no son el pan nuestro de cada día.

 

En materia de empleos, la hiperactividad del gobernador dio resultados. El nivel de la economía del estado es bastante bueno y eso llevó a la creación sostenida y permanente de empleos. No que se haya acabado con el problema, pero no tiene los niveles de gravedad de otras entidades donde precisamente por falta de oportunidades muchos jóvenes han optado por la única opción que les ha quedado: la de la delincuencia organizada. Acá la dinámica de la economía genera ingresos y miles, millones de familias tienen el sustento seguro. La administración que fenece creó un buen clima laboral y económico.

Esos temas son claves, fundamentales y destacan entre el cúmulo de logros en materia de salud y saneamiento, infraestructura carretera, caminera y de puentes, educativa, de protección civil, de apoyo al campo, etcétera. Este día sería de justicia que, por ejemplo, los sectores del sector salud recordaran que los basificó casi a todos y que reaseguraron su futuro así como el de sus familias con ingresos económicos seguros; que lo hicieran también los maestros a quienes se otorgaron muchas prestaciones; que muchísimos taxistas valoraran cómo por fin concretaron su sueño de ser concesionarios y tener su propia unidad, etcétera.

Sus mensajes de este lunes tanto en el Congreso local como en el Museo Interactivo de Xalapa darán material suficiente para hacer un mejor balance. Habrá que estar atentos a lo que diga. Por lo pronto, ayer adelantó que para la ceremonia de este día no hay gobernadores invitados, es decir, que se tratará de actos austeros, e incluso dio a conocer también, seguramente para evitar especulaciones, que por motivos familiares posiblemente no estén presentes ni su esposa ni sus hijos y que, tema que llama la atención por muchas versiones que circulan, pagará a quienes están cobrando, dio a entender que muchos hasta de más, para lo cual hay en caja 6 mil 500 millones de pesos. De antemano, suerte en su proyecto político futuro.