El lunes publiqué en “Prosa aprisa” sobre un sueño muy extraño que tuve una noche de invierno de estas que hemos padecido, en el que veía al gobernador Javier Duarte anunciado que previa revisión, estudio y análisis, por haberse violado la normatividad en cada caso revocaba la mayoría de las patentes de notario que se otorgaron en los dos últimos años, así como que congelaba la autorización de 14 mil 800 concesiones de placas de taxis pendientes de entregar y que revocaba igualmente una buena cantidad de las 25 mil que sí se otorgaron en el sexenio recién concluido.

 

Dije que motivado por ese sueño fui a los archivos y que comprobé que en efecto las cifras coincidían con la realidad y que también hay sobrerrepresentación –si es que así se le quiere llamar– tanto de notarías como de servicio de taxis.

 

Concluí: “Bien se dice que a veces la ficción supera a la realidad. Aquí, mi sueño por lo menos empata con la realidad. Pero los beneficiados con patentes de notarías y concesiones de taxis habrán de estar tranquilos y dormir a pierna suelta y no tener sueños locos como el mío, que sólo fue eso, sólo eso, un sueño”.

Y en esas me quedé cuando de pronto ayer, ¡zas!, que leo en la columna “Va de nuez” del bien informado colega y amigo Milo Vela, del diario Notiver del puerto de Veracruz, lo siguiente: “… una nueva tormenta tendrá que capotear el Secretario General de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón, después de que haga públicos los planes que existen de revocar 16 mil concesiones de taxis del paquetazo que entregó Fidel Herrera Beltrán durante su gestión…

 

No se sabe cuáles serán los argumentos y bases legales que utilizará el Secretario de Gobierno para echar abajo esas concesiones, sin embargo se nos dijo que esto va derecho, y no habrá contemplaciones… A estas alturas ya están plenamente identificadas las concesiones que se incluirán en la revocación que anunciará el Secretario General de Gobierno, algunas de ellas están en manos de influyentes en el mundo de la política…

 

Los planes de revocación de concesiones que existen, provocarán reacciones entre los dirigentes de organizaciones sindicales…”
Dicen que los sueños se convierten luego en realidad. La verdad estoy muy sorprendido por el giro que han tomado las cosas. Ya veremos si se confirma esta creencia popular, pero, insisto, Milo Vela normalmente está muy bien informado.

 

Hasta escalofríos me da recordar el sueño. ¡Brrr!
Con algunos colaboradores que tiene el alcalde de Boca del Río, Salvador Manzur, para que quiere enemigos. Qué despropósito el del director de Turismo de ese ayuntamiento.

 

“Con la finalidad de atraer un turismo con mayores recursos para que deje derrama económica en la zona conurbada, las autoridades de Boca del Río anunciaron que no permitirán la instalación de casas de campaña en la zona de playas, para evitar mal aspecto.

 

Pedro García Pensado, director de Turismo del ayuntamiento boqueño, externó que se espera una reservación del 100 por ciento para las fiestas del carnaval; pese a ello, no se permitirá que turistas se queden a dormir ni en las playas ni en sus carros.

 

Dijo que, por parte del ayuntamiento, no se instalarán casas de campaña para facilitarles la estancia, dado que el objetivo es atraer a la zona conurbada turistas de calidad que dejen derrama. «Tienes que venir y generar una derrama económica; digo, si vamos a seguir instalando casas de campaña en la playa creo que el turista que estamos trayendo es un turista de baja calidad.

 

Nosotros estamos apostando porque vengan turistas de nivel y de nivel nacional e internacional, o sea, yo creo que esa ideología (sic), esa mentalidad (recontrasic) de estar poniéndoles casas de campaña –o a lo mejor durmiendo en los carros– es del pasado; tenemos que buscar que la atención al turista mejore, pero también que el turista mejore»”.

¡Qué barbaridad! Tan solo con lo que dijo se puede medir su nivel. Al lado de él Cantinflas es un académico de número de la Academia Mexicana de la Lengua. Quién sabe de dónde será este señor. De siempre, el carnaval lo ha hecho el pueblo, dirían en el puerto “la flota”.

 

El concepto de carne, uno de los componentes del vocablo carnaval, suele interpretarse como indicador de excesos, por eso esa fiesta tiene el cariz de desenfreno que caracteriza al carnaval en todas las regiones del mundo en que se celebra.

 

En palabras que todos entendemos, el carnaval es música, bebida, desenfreno, despiporre, desmadre, y eso lo pone el de abajo, no el estirado, no el turista “de nivel nacional e internacional”, sino el que viene dispuesto a pasar todo tipo de incomodidad incluso durmiendo en la playa. Esa fiesta sirve incluso para que el pobre dé rienda suelta, desahogue toda la opresión de que lo hacen víctima lo mismo sus autoridades que sus “patrones”, esos de “nivel nacional e internacional” que los explotan en sus fábricas, en sus súpers, en sus industrias, en sus comercios…

Este señor de Turismo no tiene ni la menor idea de lo que dice. El rico, el que puede, el “nacional e internacional”, se va a Cancún o al extranjero, no viene a exponerse a que lo bañen de confeti, ni de harina, ni de espuma, ni de cerveza, ni de orín, y no compra conchitas en el malecón sino va a grandes y exclusivos almacenes.

 

En cambio, los de abajo, esos, aunque sea a jícama y chile y a lecheros y a canillazos y  a bombas y a glorias y a huevos tirados y a nieves del güero güero, dejan una gran derrama que ya la quisiera, por ejemplo, Acapulco (en las últimas fechas fui seguido y está prácticamente muerto turísticamente hablando).

 

Al contrario alcalde Manzur, no le hagas caso, sacúdetelo cuanto antes, dale facilidades al visitante, del nivel que sea, para que le queden ganas de regresar y se convierta en el mejor promotor para que otros vengan.

 

Aquí sí, copia lo que hacía Fidel Herrera que incluso acondicionaba el auditorio Benito Juárez para alojar ahí a los que no cabían ni en los hoteles ni en la playa, en especial a los que vienen con niños.

 

Propón, busca, exige que a Pedro García Pensado lo quemen como el mal humor 2001, con leña verde, en lugar de cualquier otro muñeco. Te van a hacer un gran favor.