El titulo que he utilizado para esta columna es la acertada expresión, grito rabioso y desesperado de la sociedad, que el poeta Javier Sicilia, hizo suyo para encabezar un movimiento social de reclamo al Gobierno.

Sicilia tuvo que sufrir la brutal pérdida de su hijo en manos criminales salir a las calles y manifestar su dolor.

Identificado por el dolor, su lucha es genuina.

¡Hasta la madre!, frase que atrae porque es la rabia sorda que invade a los mexicanos, ante los hechos delictivos que se han convertido en el pan de cada día.

El pasado sábado en la zona conurbana de Boca del Río y Veracruz, militares e integrantes de los llamados Zetas se enfrentaron a balazos, con el saldo de cinco sicarios muertos y varios soldados lesionados.

Con la misma intensidad de la balacera, a pocos metros de ahí se llevaba a cabo el festival de la salsa que reunió, según las cuentas alegres de los organizadores a más de 100 mil asistentes.

Por estos lares del sur de Veracruz, varios empresarios fueron secuestrados y obligados a pagar fuertes cantidades de dinero por su libertad.

Uno de ellos, sufría ya el segundo secuestro de su vida. Impotente, desesperado, se preguntaba: ¿por qué? ¿Por qué?...

El personaje que citamos cuenta con escoltas, ex militares entrenados para la guerra, y de paso paga protección a delincuentes y policías, y aún así, “lo levantaron”.

Regresó a su casa, con su fortuna mermada, pero vivo.

Aún así, el miedo que paraliza, que aterra, quedó sembrado.

Por un lado de nada valió que dos ciudades –Boca del Río y Veracruz- hayan implementado un especial operativo de seguridad por el evento salsero que reunió a una multitud, para que los delincuentes hicieran de las suyas, aunque hayan perdido a cinco de sus sicarios. Lograron lastimar al ejército y golpearon la imagen pública de un gobierno, el de Duarte.

Del otro lado, de nada sirve a un ciudadano, con mucho dinero pero común y corriente, poder pagar escoltas y protección, si como quiera lo siguen haciendo víctima de extorsiones.

Todo un ejército de nada sirve cuando la violencia descontrolada sale a hacer de las suyas.

La espiral de violencia golpea inmisericorde en todos los estratos sociales, se sabe bien que muchos de los desaparecidos por los carteles del crimen, son ajenos a fortunas, pero sirven de carne de cañón, obligados a servir como sicarios.

Todavía peor, muchos de los desaparecidos, que yacen en fosas clandestinas, han sido sacrificados sin piedad, para que sirvan de “ejemplo”, para intimidar a los secuestrados, que con el miedo a cuestas, son ellos mismos quienes acuden por sus fortunas, escrituras y efectivos para entregárselos a los delincuentes.

Testigos del salvajismo de los delincuentes, no dudan en regresar a pagar su propio rescate.

Es el México de la pesadilla, el México del queremos despertar, el México, que a través de la voz del poeta Javier Sicilia, deja escapar el ¡Estamos hasta la madre!.

Hasta la madre de un sistema de procuración de justicia, que como exhibe el documental Presunto Culpable, que tuvo que librar la intentona de censura por nuestros “distinguidos” tribunales, no investiga, sino que con dolo y maldad, fabrica delincuentes, mientras con cinismo protege a mafiosos.

Con la ley en la mano y con el “pinche poder” en sus mentes enfermas, extorsionan, siempre extorsionan.

Hasta la madre de tribunales y políticos, que se deben a quienes financian sus cargos y en los cuales, la aplicación de la ley es una falacia. Jueces pagados con sumas fabulosas, según nuestros políticos, para que no incurran en deshonestidades, como si la honestidad se midiera por lo que un individuo trae en los bolsillos.

Quienes ostentan cargos públicos utilizan la política como un mero circo simulador, en el que los ciudadanos pagan sus impuestos a un gobierno que promete fantasías pero que actúa con dolosa ineficacia.

Son una elite corruptora y podrida que forman un club selecto, se ostenta como si fueran una nobleza, y llevan a las páginas de sociales sus fiestas colmadas de opulencia.

Un ejemplo de esos convites, es el que en días pasados se llevó a cabo en el vecino estado de Chiapas, dónde el Ministro de la Suprema Corte de Justicia Sergio Valls “echó la casa por la ventana para celebrar sus 70 años de edad en Tuxtla Gutiérrez y mostró una gran capacidad de convocatoria”, se cita en la columna Templo Mayo de Reforma.

En la mesa de “honor”, entre muchos otros, se menciona a los gobernadores de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, y de Quintana Roo, Roberto Borges, y al ex presidente Carlos Salinas de Gortari.

Invitado “especial” también lo fue el líder petrolero Carlos Romero Deschamps, quien en el pasado reciente libró la vindicta pública que tanto ansiaba el pueblo en contra de un dirigente que se comporta y vive como jeque árabe, gracias a “la industria de los mexicanos”.

Un juez que como todos, vive como rey gracias a los impuestos de los mexicanos, pero que no dudamos solo sirva a sus iguales de esa clase política mexicana que ya apesta de tan corrupta.

¡Ya estamos hasta la madre! Es hora de poner acción, es ya hora de que se denuncien a los políticos corruptos, desde los alcaldes que en sus pueblos se cree caciquitos de horca y cuchillo, hasta al propio Presidente de la República, que alejado del pueblo y de la realidad, se extravía en malas decisiones.

Es necesario que los ciudadanos dejemos la apatía. Está por demás demostrado que la ésta no nos libra de ser víctimas de la violencia y la corrupción.

Junto con el movimiento de Javier Sicilia que nació en Morelos, muchos movimientos se han gestado en diversos puntos de la república.

En Veracruz, en el sur, hay que levantar la voz.

([email protected])(@moralesrobert)