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Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

San Google

25/05/2011 08:13 p.m.
Han sido dos los ingredientes que se han conjuntado para un gran movimiento ciudadano, en especial de jóvenes, que ha sacudido España pero que ha tenido repercusión mundial (con réplicas en Barcelona, Valencia y Vigo, en la península ibérica, pero también en Bruselas, Londres y Nueva York): la potencia de difusión del mensaje a través de las llamadas redes sociales y la fuerza de una nueva generación.
 
Y han sido dos también las causas que los inspiraron: el ejemplo de Islandia, de una sociedad sólidamente democrática que ha sido capaz de encarcelar a algunos de los responsables de la crisis económica que ha padecido esa nación, y las revueltas en el mundo árabe, promovidas sobre todo por los jóvenes, donde sociedades desestructuradas articularon protestas a través de las redes sociales, de cuyos resultados la prensa mundial ha informado suficientemente.

¿Qué llevó a esas protestas masivas, pacíficas pero decididas? La indignación. Un trabajo especial del reportero Joseba Elola publicado el pasado domingo en la sección “Domingo” del diario EL PAIS lo resume así: Los ciudadanos están siendo olvidados en esta crisis, la perversión del sistema democrático conduce a un modelo bipartidista, los mercados están imponiendo recortes antisociales.
 
¿Conclusión? La explica el joven abogado Fabio Gándara, de apenas 26 años, quien inició el proyecto de movilización: “Son dos los principales culpables: los políticos, nuestros supuestos representantes, que actúan en connivencia con los grandes poderes económicos; y los poderes económicos, que mediatizan a los grandes partidos políticos, imponen un marco de desregulación y especulan con los bonos de los países”. De ahí surgió el lema de la revuelta social: “Democracia Real Ya: No somos mercancías en manos de políticos y banqueros”.

¿Pero de que son culpables políticos y banqueros? ¿De qué los culpan los jóvenes? De los millones de desempleados, “parados” les llaman en España, desde hace mucho tiempo; de los que tienen hipotecas y están al borde del desahucio; de los que temen la llegada de un nuevo recibo; de los afectados por los recortes; de los decepcionados por la pobreza del discurso político; de los indignados por el marketing electoral.

Varias lecciones nos deja este movimiento, que sería grave ignorar. Quienes lo vivimos recordamos perfectamente bien que a Mayo del 68 en Francia siguió el 2 de Octubre del 68 en México, movimientos también de jóvenes, en el caso de nuestro país que clamaban por la apertura, por las libertades, por una verdadera democracia, y que como respuesta tuvo la represión y el asesinato de estudiantes cuya cifra nunca se podrá saber por el ocultamiento que hizo el gobierno federal y que llevó a prisión a hombres como David Alfaro Siqueiros y a una persecución vergonzosa contra Heberto Castillo.

Las causas que ahora han llevado a la calle a los jóvenes españoles no son nada diferentes a las que vivimos en México y en Veracruz, y los culpables también son parecidos, se podría decir que son los mismos aunque con diferente nacionalidad.

Primero han sido los jóvenes árabes y ahora los españoles los que han salido a gritar su hartazgo y con ello despertó la sociedad civil. “¿Por qué estamos aquí?”, han preguntado a gritos en la plaza pública. Su explicación: “Estamos aquí porque queremos una sociedad nueva que dé prioridad a la vida por encima de los intereses económicos y políticos.
 
Abogamos por un cambio en la sociedad y en la conciencia social. Demostrar que la sociedad no se ha dormido y que seguiremos luchando por lo que nos merecemos mediante la vía pacífica”.

Un trabajador sin empleo, oficial marmolista, Paco López, dice indignado: “La gente está harta de tanto cinismo, de tanta hipocresía, de tanta manipulación de los políticos. Antes había unos principios.
 
En los políticos había una vocación de servicio, de humildad, no un sistema para generar privilegios”, palabras que encajan a la medida en nuestro sistema, en nuestra realidad y que las pudo haber dicho cualquier trabajador veracruzano en el desempleo como los miles que hay desde hace muchos tiempo o como los que han sido despedidos últimamente.

Miguel Martínez, un sociólogo experto en movimientos sociales, profesor de la Universidad Complutense explica el fenómeno: “Se ha producido una desestructuración muy acelerada de la sociedad. La precariedad ha emanado de las élites políticas, han ido apretando las tuercas cada día más.
 
Los gobiernos han llevado a cabo políticas muy agresivas para la mayoría de la población. El panorama es muy triste. Tenía que surgir una válvula de escape. La gente siente que su vida se volatiliza. Cuando llega la indignación, ya no pueden ir más allá, porque te hacen desaparecer como persona. Si pierdes la dignidad ya solo eres mano de obra”.

Bien lo explica el periodista de EL PAIS. El martes 17 de mayo, cuando se inició la movilización, fue mágico, porque no había nada preparado. “Brotó una nueva concentración espontánea, vitaminada por las redes sociales”.
 
Un hecho significativo es que los jóvenes rebeldes no son los clásicos antisistemas, sino estudiantes universitarios y profesionistas hasta con dos carreras. “Una generación muy preparada, crecida a la sombra de San Google, ha decidido ponerse en marcha”. Esta es otra lección que nuestros jóvenes preparados no deben dejar pasar. Mañana haré otros comentarios adicionales.

Me ha dado mucho gusto y por eso felicito a la compañera Elia Melchi Reyes, reportera y columnista del diario Notiver del puerto jarocho por el Premio México de Periodismo que le otorgó el domingo en la ciudad de Cuernavaca la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos. Algo significativo es que la presea es la  única que se otorga en el país entre pares, sin la intervención de ninguna organización o de algún particular.
 
Hace algunos años le comenté al maestro Alfonso Salces, director de Notiver, que Elia se merecía un premio por las entrevistas que hacía y publicaba a diario, kilométricas además, lo que siempre me ha causado admiración hacia ella porque sé lo que es transcribir, y todavía le queda tiempo para hacer su columna.
 
Si me lo permiten, comparto el premio con ellos. Mi felicitación también al maestro Salces por el espacio que le otorga, y ya de paso lo felicito también por estar publicando los trabajos del colega Luis Velázquez Rivera, siempre interesantes además de amenos.

A través de este espacio envío mi abrazo solidario a la colega Auricela Castro García, directora de El Mundo de Orizaba, por el deceso de su madre la señora Amanda García de Castro ocurrido la madrugada del domingo pasado en la ciudad de Córdoba. Auricela es una periodista lo que se llama profesional, estimada y respetada no sólo en Pluviosilla sino en todo el eje Córdoba-Orizaba.

 

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